Os hemos contado en más de una ocasión que cada vez se dan más partos prematuros, por diversas causas. Sabemos que este tipo de nacimientos pueden tener consecuencias en la salud de nuestro bebé. Ahora hemos conocido que cuando se combina con el tabaquismo supone un riesgo también para la salud de la madre.
Un estudio con más de 900.000 madres
La Universidad de Sídney el Hospital Real de North Shore, en Australia, han realizado un interesante estudio que muestra como las mujeres que han tenido un parto prematuro y además son fumadoras tienen más posibilidades de sufrir problemas cardíacos. Un equipo de científicos se dedicó a comprobar los datos perinatales de 902.008 madres que fueron ingresadas por una enfermedad cardiovascular, en algunos casos por fallecimiento, entre los años 1994 y 2011.
En la investigación se clasificaron a estas mujeres atendiendo a si eran fumadoras y si habían tenido un parto pretérmino. Después y utilizando un método estadístico averiguaron cómo influía cada factor individualmente y cuando se combinaban.
Conclusiones del estudio
Aquellas mujeres fumadoras y que habían tenido un bebé prematuro tenían un riego 3,35 veces mayor de problemas cardíacos que las mujeres que no fumaban y no habían tenido un parto de este tipo. Pero además aun dándose estos factores de manera individual estas madres tenían un 29% más de posibilidades de tener esta clase de complicaciones. Para los autores de la investigación resulta evidente que fumar y tener un hijo prematuro aumentan de manera significativa el riesgo de enfermedad cardiovascular, para ellos su investigación demuestra por primera vez que ambas circunstancias conllevan un mayor peligro para la mujer. Además vieron cómo cuanto más prematuro era el bebé o más partos prematuros tenía la madre más aumentaba el riesgo.
Para los autores de la investigación es un tema serio que merece que se le dé la debida atención y comentan:
Una explicación podría ser el estrés de atender a un bebé prematuro. Eso podría producir conductas malsanas como fumar, lo que aumenta las probabilidades de partos prematuros en el futuro. El estrés en sí provoca trastornos metabólicos, endurecimiento de las arterias y, en última instancia, enfermedad cardiaca.
