La hiperactividad en los niños es una señal de un conflicto interno. Ayúdalo a liberarlo con palabras que refuercen su confianza.
Los excesivos movimientos de un niño hiperactivo son producto de la ansiedad, la agitación, los celos o la angustia que percibe de su entorno. Por ello, debes evitar reprimir esos negativos sentimientos con severidad. Es mejor acompañarlo a superarlos mostrándote segura y cambiando sus acciones con el diálogo.
Es complicado vivir con un hijo hiperactivo; pero recuerda que tu pequeño carece de recursos psicológicos para entender o dominar su propio cuerpo. No lo juzgues como un adulto. Al contrario, aprende a ser más comprensiva y modifica su conducta con amor.