El nacimiento de un bebé es para todos los padres un auténtico milagro de la vida. Nos parece mentira que hayamos sido capaces de crear algo tan maravilloso. Pero en ocasiones esa llegada al mundo es realmente algo prodigioso, que sorprende a los propios médicos.
El deseo de volver a ser madre
Karla Pérez era una joven madre de apenas 22 años. Cuando trajo al mundo a su primera hija lo hizo sin problemas. Algo destacable debido a que padecía artritis reumatoide juvenil. Visto aquel primer embarazo y dadas sus ganas de repetir maternidad decidió volver a intentarlo, a pesar de tener que dejar la medicación que tomaba para los fuertes dolores que le provocaba su enfermedad durante la búsqueda y luego mientras durase la gestación.
Un duro camino
Finalmente consiguió el deseado embarazo, pero no era un camino fácil. En ocasiones experimentaba tanto dolor que no podía caminar. La noche del 8 de febrero Karla decidió acostarse ya que sufría un fuerte dolor de cabeza. Al despertarse el dolor seguía ahí, comenzó a marearse y la llevaron a los servicios de urgencias. Cuando llegó los doctores solo pudieron decir a la familia que había sufrido una hemorragia en el cerebro y que se había producido su muerte cerebral.
No sabían por qué había sucedido, pero la joven solo tenía 22 semanas de gestación, por lo que el alumbramiento era inviable si querían que el bebé tuviera posibilidades de sobrevivir. Tenía que llegar al menos a la semana 24, aunque lo ideal sería que lo hiciera hasta la 32. Su familia decidió que se prolongara su vida para tratar de salvar la vida de su pequeño. Karla fue mantenida con vida durante 8 semanas en el hospital de Nebraska, Estados Unidos, ya que cuando cumplió las 30 semanas el estado de Karla dejó de ser estable y hubo que practicarle una cesárea para traer al mundo a su hijo. Que después de un mes en cuidados intensivos hoy se encuentra en buen estado.
Para los médicos es sin duda todo un milagro ya que desde 1982 solo se tiene constancia de 33 mujeres con muerte cerebral que hayan dado a luz.
El pequeño se llama Ángel y es sin duda el mejor legado que ha podido dejar esta joven madre.
