¿Vas a amamantar a tu bebé? Información útil sobre la lactancia (I)


El nacimiento del bebé es el momento más esperado por todas las mujeres embarazadas. Durante todo el tiempo que dura la gestación pensamos en nuestro bebé, en cómo será ya quién se parecerá, y nos preparamos para el parto. Sin embargo, el parto dura apenas unas horas. Una vez termina y tenemos a nuestro hijo o hija en nuestros brazos, con frecuencia llegan las dudas, los miedos y las inseguridades sobre si “seremos capaces” de alimentar, criar y educar a nuestros pequeños y pequeñas.

A la pregunta de “¿Vas a amamantar a tu bebé?”, frecuentemente oímos la respuesta “Sí… si puedo”, dicha con duda, incluso con resignación, porque un gran porcentaje de mujeres piensa que es frecuente no tener leche, o tener poca leche (lo que se conoce por el nombre de hipogalactia), ya que es lo que han recibido o percibido de su entorno.

Esta inseguridad puede venir de la desinformación, de la inexperiencia propia, de experiencia de terceros, y sobre todo de la falta de “tribu”, definido como grupo de mujeres o entorno afín a las ideas y creencias de la madre, que le refuercen en sus capacidades y decisiones maternales. Tener buena información desde el embarazo y contar con el respeto a las necesidades físicas y afectivas de la madre y el bebé son factores que favorecerán un buen comienzo de la lactancia. Si surgen dificultades en la lactancia y no se dispone de información adecuada, buen acompañamiento o asesoramiento tempranos, se puede llegar a un destete prematuro, y a sentimiento de fracaso o culpa en la madre.

La sensación de “producir poca leche” la tiene un porcentaje muy elevado de madres. Las causas podemos encontrarlas en lo que las madres esperan o en la presión de entorno para la utilización de otros alimentos infantiles. Sin embargo, la hipogalactia primaria (o escasa producción de leche por causa fisiológica) afecta a menos de un 5% de las mujeres. Sus causas suelen estar relacionadas con enfermedades no detectadas o mal reguladas (hipotiroidismo, diabetes, SOP, obesidad*- normalmente con la medicación y la técnica adecuadas pueden producir un volumen de leche suficiente para alimentar al niño de manera exclusiva), problemas físicos (hipoplasia, síndrome de Poland*) o aspectos relacionados con el parto (retención de placenta, síndrome de Sheehan*). *Este listado no es exhaustivo.

Lactancia MaternaCuando el bebé nace, su estómago es del tamaño de una canica (5 ml). A los tres días tiene el tamaño de una canica grande (capacidad de 10 ml), y a los cinco días el de una pelota de ping-pong (capacidad de 30 ml). Debemos recordar que para el nacimiento del bebé, en la madre se prepara uno de los alimentos más importantes de su vida, el calostro. Este alimento es la primera leche que se produce, incluso antes de que el bebé nazca (se sabe que a partir de la semana 16 de gestación la madre empieza a secretar calostro, pero se ha observado incluso antes).

El calostro se produce entonces en pequeñas cantidades, justo lo que el bebé puede tragar y digerir. Conforme pasan los días el estómago del bebé se agranda, aumentando su capacidad, y en la misma proporción aumenta la cantidad de calostro producido en el pecho de la madre. Si produjéramos en exceso, el bebé no lo podría tomar y se
desperdiciaría.

Lo que llamamos “subida de la leche” corresponde a un proceso fisiológico en el que aumenta el volumen de secreción láctea producido. Se produce normalmente entre los 2-5 días postparto, y puede retrasarse aproximadamente 24h más en caso de diabetes u obesidad mórbida.

Pero debemos recordar que hasta ese momento, nuestro cuerpo está produciendo calostro suficiente para alimentar a nuestros bebés. Sabiendo pues lo pequeño que es el estómago del recién nacido, y lo poco que cabe en él, entenderemos que se digiera muy rápido. Por eso, debemos ofrecer el pecho al niño cada vez que dé muestras de querer mamar, es decir, lactancia “a demanda”. La lactancia materna a demanda no significa “cuando llore”, porque generalmente cuando el bebé llora de hambre ya lleva un rato pasando hambre. Despertarse, movimientos con la boca, movimientos de búsqueda con la cabeza, ruiditos, llevarse las manos a la boca… son signos suficientes para ponerse al bebé al pecho.

En 24h, un recién nacido debería hacer un mínimo de 10 a 12 tomas, y lo conveniente es que personal experimentado, formado y actualizado en lactancia materna, como las Consultoras Certificadas IBCLC, observe la toma para orientar a la madre con las posturas y resolver las dificultades si las hubiera. Pese a la creencia popular, la cesárea no es un motivo para producir poca leche ni para que se retrase la subida de la leche.

Por último, aprovecho también para recordar que amamantar no debe de doler. Si duele, es porque la postura, el agarre, o ambos son incorrectos. Pero de eso hablaremos en próximos artículos.

Por: Laura Villanueva
Consultora Certificada en Lactancia Materna IBCLC
La Clínica de la Lactancia

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