El mejor momento para comenzar a abandonar al biberón es a partir de los 9 meses del bebé.

La mayoría de los pediatras y expertos opinan que esta es la mejor edad, concretamente entre los 9 y 12 meses, y que entre los 13 y 14 meses se debería haber dejado por completo ya que no es recomendable para la salud dental de nuestro bebé.

Se cree que chupar durante tanto tiempo de un biberón de leche o cualquier otro líquido azucarado puede aumentar el riesgo de provocar caries, por eso, a partir de esta edad, su alimentación comenzará a ser más sólida y el líquido solamente será un mero acompañamiento a su dieta. Aunque recordad que los bebés de esa edad deben tomar al menos un mínimo de medio litro de leche diaria.

Existen vasitos de plástico que tienen una boquilla ideal para que nuestros pequeños puedan beber durante el tiempo de cambio entre el biberón y el vaso.

Yo recomiendo usar este tipo de vasos ya que son muy prácticos porque así los niños aprenden a beber solos y evitan que los líquidos se salgan. Además son irrompibles y, aunque caen al suelo muchas veces, nuestros pequeños lo tendrán muy difícil para romperlo. 

Lo más recomendable es acostumbrarlo a beber solamente agua de ese vaso y dejar que experimente con él mismo, que pruebe y que aprenda a beber solito.

Más adelante, y cuando vaya aprendiendo, podemos ir sustituyendo las tomas de biberón por la leche en el vasito.

El periodo de transición de una forma de beber a la otra puede variar depende de cada niño.

Algunos padres, entre los que me incluyo, aseguramos que lo que mejor nos ha funcionado ha sido cambiar el biberón de golpe por el vasito con tapita, se harán al cambio en uno o dos días seguro.

Sea como fuere, cuando el pequeño empiece la escuela debería beber solito en un vaso de los de toda la vida, como el que usamos los adultos.

Espero que este artículo os haya gustado y que me contéis cual es vuestra opinión al respecto.