Aunque hasta el cuarto mes de embarazo no cogí ni un gramo de peso, hacia la semana 12 me molestaba un poco la cinturilla de mis vaqueros. Suelo llevar pantalones ajustadísimos, así que a poco que se me ponga un guisante en el ombligo, me aprietan.

¿Qué hacer con una barriga muy poco evidente y el armario lleno de pantalones, aún soportables, pero ajustadísimos?

Encontré un producto que me pareció maravilloso. Es un pequeño cinturón que se abrocha al botón del pantalón y al ojal para darle más amplitud a la cintura, y viene con tres telas (blanca, negra y azul) para que rellenes la abertura del pantalón (y no vayas enseñando las bragas, vamos). En ese momento pensé que era exactamente lo que necesitaba: un poco de holgura en mis pantalones (lo hay de muchísimas marcas).

Mi valoración del producto: Negativa.

El tamaño mínimo del cinturón te exige tener una barriga de unos cinco meses (de primeriza, si es tu segundo embarazo quizá baste con una barriga menor), así que en mi caso hasta las semanas 20 o 24 era imposible ponérmelo y resultaba mucho más efectivo ir con los pantalones desabrochados. ¿Y a partir de entonces? Pues tampoco me sirvió de nada, porque durante el embarazo no sólo se coge barriga (por mucho que mis vecinas me digan que sólo soy "bombo"), sino que se ensanchan muslos, caderas, pecho, cara,... y a ver quien mete mis señores muslos en unos pantalones "súper skinny" de Blanco. El cinturón no fue caro, unos 15 o 20 €, pero en mi caso, tirados a la basura.

Como no me ha apasionado nunca la ropa pre-mamá, descubrí que usar mis vestidos normales dejando las medias bajo la barriga, era mucho más efectivo que intentar meterme en mis antiguos pantalones.