Comunicar de forma eficaz

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Comunicar de forma eficaz


Después de la alegría del embarazo, después (probablemente) de las 12 semanitas de rigor y precaución, ¿qué ocurre? Ay madre, ahora te toca decírselo a tu jefe...

Nota: puede que no sea el caso, pero es aplicable a cualquier situación donde te sientas incómoda si tienes que algo que decir y te preocupa la reacción de tu interlocutor.

Puede que seas de las afortunadas que no tiene ese problema, pero para muchas mujeres, el hecho de comunicar una noticia que potencialmente afecte a su carrera genera mucho estrés, y es un estrés que ahora mismo no te viene nada bien.

Normalmente los pensamientos que acompañan esta angustia son del tipo:

  • Ser madre me va a costar el puesto o la promoción.
  • Ahora ya no van a contar conmigo igual.
  • Se lo va a tomar fatal.
  • Seguro que piensa que le estoy haciendo una faena.
  • Seguro que me sustituyen.

Bueno pues no creo que te sorprenda si te digo que primero, normalmente las cosas no suelen suceder como nos las imaginamos, o también pueden pecar de “profecía autocumplida”, así que nada de ser ceniza y a poner toda tu parte de carne en el asador haciéndolo lo mejor que sepas, pero con seguridad.

Mira la diferencia entre estos dos ejemplos:

Bueno, sé que te voy a dar una noticia horrible pero las cosas han venido así, espero que lo comprendas, pero estoy embarazada.

Aquí ya estás primero, anticipando que la noticia es horrible y por lo tanto, negativa. Luego te estás justificando por algo que no debes ya que es tu vida y tú decides sobre ella, y lo segundo, pides comprensión, como si estuvieras haciendo algo malo. Y por último, al anuncio le precede un pero. Atufa inseguridad.

Quería hablar contigo para comunicarte una noticia de la que estoy contentísima. Estoy embarazada. En principio todo va bien y no debe afectar para nada mi rendimiento ni dedicación, estoy muy ilusionada y quiero compaginarlo de la mejor forma posible con mi carrera profesional.

En este caso presentas la noticia como positiva, como la sientes. Das a entender que no deseas que afecte tu situación actual y que la situación puede cambiar pero que tu postura es la de continuar tal y como hasta ahora en la medida que se pueda. Desprende confianza.

Ambas situaciones son hipotéticas pero se ajustan bastante a la realidad. Lo importante es que tengas en cuenta lo siguiente:

  • Tu mensaje debe ser claro. Cuanto más, mejor. Suele ser el fallo que más cometemos cuando deseamos expresar algo. Si quieres agua, no digas que tienes sed esperando que se te comprenda. Quizá este ejemplo es muy obvio, pero ya me entiendes.
  • No eres responsable de cómo reaccione el otro. Si su personalidad es difícil, está en su tejado el cómo se lo tome, pero tú haz lo correcto para ti.
  • Exprésate con firmeza. No de forma agresiva ni pasiva, sino teniendo claros tus derechos.
  • La comunicación no solamente es hablar. Es igual de importante que escuches y argumentes tu postura si fuera necesario.

Estos pequeños truquitos harán que tu comunicación sea mucho más efectiva en cualquier aspecto de tu vida, pero quizá te vengan especialmente bien ahora en estado de buena esperanza.

En definitiva, no dudes de lo que tienes que decir, practica y aprende cómo decirlo.

maruja


Después de la alegría del embarazo, después (probablemente) de las 12 semanitas de rigor y precaución, ¿qué ocurre? Ay madre, ahora te toca decírselo a tu jefe...

Nota: puede que no sea el caso, pero es aplicable a cualquier situación donde te sientas incómoda si tienes que algo que decir y te preocupa la reacción de tu interlocutor.

Puede que seas de las afortunadas que no tiene ese problema, pero para muchas mujeres, el hecho de comunicar una noticia que potencialmente afecte a su carrera genera mucho estrés, y es un estrés que ahora mismo no te viene nada bien.

Normalmente los pensamientos que acompañan esta angustia son del tipo:

  • Ser madre me va a costar el puesto o la promoción.
  • Ahora ya no van a contar conmigo igual.
  • Se lo va a tomar fatal.
  • Seguro que piensa que le estoy haciendo una faena.
  • Seguro que me sustituyen.

Bueno pues no creo que te sorprenda si te digo que primero, normalmente las cosas no suelen suceder como nos las imaginamos, o también pueden pecar de “profecía autocumplida”, así que nada de ser ceniza y a poner toda tu parte de carne en el asador haciéndolo lo mejor que sepas, pero con seguridad.

Mira la diferencia entre estos dos ejemplos:

Bueno, sé que te voy a dar una noticia horrible pero las cosas han venido así, espero que lo comprendas, pero estoy embarazada.

Aquí ya estás primero, anticipando que la noticia es horrible y por lo tanto, negativa. Luego te estás justificando por algo que no debes ya que es tu vida y tú decides sobre ella, y lo segundo, pides comprensión, como si estuvieras haciendo algo malo. Y por último, al anuncio le precede un pero. Atufa inseguridad.

Quería hablar contigo para comunicarte una noticia de la que estoy contentísima. Estoy embarazada. En principio todo va bien y no debe afectar para nada mi rendimiento ni dedicación, estoy muy ilusionada y quiero compaginarlo de la mejor forma posible con mi carrera profesional.

En este caso presentas la noticia como positiva, como la sientes. Das a entender que no deseas que afecte tu situación actual y que la situación puede cambiar pero que tu postura es la de continuar tal y como hasta ahora en la medida que se pueda. Desprende confianza.

Ambas situaciones son hipotéticas pero se ajustan bastante a la realidad. Lo importante es que tengas en cuenta lo siguiente:

  • Tu mensaje debe ser claro. Cuanto más, mejor. Suele ser el fallo que más cometemos cuando deseamos expresar algo. Si quieres agua, no digas que tienes sed esperando que se te comprenda. Quizá este ejemplo es muy obvio, pero ya me entiendes.
  • No eres responsable de cómo reaccione el otro. Si su personalidad es difícil, está en su tejado el cómo se lo tome, pero tú haz lo correcto para ti.
  • Exprésate con firmeza. No de forma agresiva ni pasiva, sino teniendo claros tus derechos.
  • La comunicación no solamente es hablar. Es igual de importante que escuches y argumentes tu postura si fuera necesario.

Estos pequeños truquitos harán que tu comunicación sea mucho más efectiva en cualquier aspecto de tu vida, pero quizá te vengan especialmente bien ahora en estado de buena esperanza.

En definitiva, no dudes de lo que tienes que decir, practica y aprende cómo decirlo.

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maruja

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