Y es que la confirmación de tu embarazo llega como una ráfaga de aire que te golpea en seco y te envuelve sin saber bien dónde te quiere llevar. Ni de dónde vino en realidad. Sonríes de felicidad o te cubres el rostro porque no lo esperabas. O no lo querías. Pero ahí está. Entonces gira la brújula de una vida que tenías más o menos bajo control y se extiende ante ti un océano extenso y puro del que no sabes nada. Es como si de repente te dieran una hoja inmaculada en la que reescribir tu propia historia. Se para hasta el reloj. Es casi magia.
Y a partir de ahí probablemente continúes la aventura rodeada de expertos que te ayudarán a pilotar los síntomas físicos que irán poco a poco inundando tu cuerpo y cada pizca de vida que fluya por él. Pero de tus emociones, de lo que sentirás, de lo que creerás o pensarás a partir de ese segundo inagotable, de lo que te asustará, de lo que te inspirará, de lo que soñarás, de lo que agitará tus noches, de lo que te preocupará, de lo que ocupará tu mente, de lo que te inquietará, de lo que esperarás o de lo que llegará, de lo que experimentarás entonces y a lo largo del camino… serás tú la verdadera capitana.
Y no podrás prever las tormentas ni la calma; seguirás tan solo el ritmo que marque el tiempo y escribirás las coordenadas de tu viaje en ese folio en blanco que emergió en tu vida con una carita sonriente. Escribirás tantas cosas que ni imaginas… Cada día será como estrenar zapatos nuevos porque, aunque aparentemente persigas la rutina, no podrás dejar de pensar en que alguien está creciendo dentro de ti. Comprobarás si te ha engordado la barriga cuando nadie te mire o examinarás tus ojos en el espejo por si su brillo es más intenso o simplemente diferente. Derrocharás tu mirada en el horizonte y nadie sabrá exactamente dónde estás. Anotarás cada pequeña emoción que agite tu pulso y harás garabatos con tu nombre y con el que imaginas que será el suyo. Aunque ni siquiera te percates de que lo estás haciendo.
Pero es solo ahora, en este suspiro de tiempo en el que observas ese test que te cuenta que otro ser está en camino, que escribes la primera línea de la primera página de la obra maestra de la que serás protagonista. Este es el comienzo de un viaje que ya nunca tendrá fin, porque desde que sabes que otro ser anega el tuyo, tu mundo ya no es el mismo. Y no lo será jamás aunque finjas lo contrario, aunque no te pares a pensarlo, aunque te parezca pronto para hacerlo, aunque quieras darte tiempo para asimilarlo.
Y aún cuando no sepas si llegarás a buen puerto, da lo mismo porque tu cuerpo ya ha sido hechizado. A partir de aquí nadie puede prometerte nada, porque en realidad no hay nada escrito. Solo un folio vacío que, por título, lleva tu nombre. Bienvenida a tu nueva vida.
Y es que la confirmación de tu embarazo llega como una ráfaga de aire que te golpea en seco y te envuelve sin saber bien dónde te quiere llevar. Ni de dónde vino en realidad. Sonríes de felicidad o te cubres el rostro porque no lo esperabas. O no lo querías. Pero ahí está. Entonces gira la brújula de una vida que tenías más o menos bajo control y se extiende ante ti un océano extenso y puro del que no sabes nada. Es como si de repente te dieran una hoja inmaculada en la que reescribir tu propia historia. Se para hasta el reloj. Es casi magia.
Y a partir de ahí probablemente continúes la aventura rodeada de expertos que te ayudarán a pilotar los síntomas físicos que irán poco a poco inundando tu cuerpo y cada pizca de vida que fluya por él. Pero de tus emociones, de lo que sentirás, de lo que creerás o pensarás a partir de ese segundo inagotable, de lo que te asustará, de lo que te inspirará, de lo que soñarás, de lo que agitará tus noches, de lo que te preocupará, de lo que ocupará tu mente, de lo que te inquietará, de lo que esperarás o de lo que llegará, de lo que experimentarás entonces y a lo largo del camino… serás tú la verdadera capitana.
Y no podrás prever las tormentas ni la calma; seguirás tan solo el ritmo que marque el tiempo y escribirás las coordenadas de tu viaje en ese folio en blanco que emergió en tu vida con una carita sonriente. Escribirás tantas cosas que ni imaginas… Cada día será como estrenar zapatos nuevos porque, aunque aparentemente persigas la rutina, no podrás dejar de pensar en que alguien está creciendo dentro de ti. Comprobarás si te ha engordado la barriga cuando nadie te mire o examinarás tus ojos en el espejo por si su brillo es más intenso o simplemente diferente. Derrocharás tu mirada en el horizonte y nadie sabrá exactamente dónde estás. Anotarás cada pequeña emoción que agite tu pulso y harás garabatos con tu nombre y con el que imaginas que será el suyo. Aunque ni siquiera te percates de que lo estás haciendo.
Pero es solo ahora, en este suspiro de tiempo en el que observas ese test que te cuenta que otro ser está en camino, que escribes la primera línea de la primera página de la obra maestra de la que serás protagonista. Este es el comienzo de un viaje que ya nunca tendrá fin, porque desde que sabes que otro ser anega el tuyo, tu mundo ya no es el mismo. Y no lo será jamás aunque finjas lo contrario, aunque no te pares a pensarlo, aunque te parezca pronto para hacerlo, aunque quieras darte tiempo para asimilarlo.
Y aún cuando no sepas si llegarás a buen puerto, da lo mismo porque tu cuerpo ya ha sido hechizado. A partir de aquí nadie puede prometerte nada, porque en realidad no hay nada escrito. Solo un folio vacío que, por título, lleva tu nombre. Bienvenida a tu nueva vida.
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