Durante el trabajo de parto el equipo médico trata en todo momento de mantener el control del estado de salud tanto de la madre como del bebé. De este último comprueban que su frecuencia cardiaca sea correcta para prevenir posibles complicaciones. Sin embargo, ahora un estudio nos muestra que podría no ser un procedimiento demasiado útil.
Un grupo de investigadores de las Universidades de Utah y Texas de Estados Unidos ha comprobado que el análisis de la actividad cardiaca del bebé por medio de electrocardiogramas no resulta más efectivo que el emplear métodos convencionales a la hora de evitar problemas durante el parto. La tecnología que se utiliza se llama análisis del segmento ST del electrocardiograma fetal y permite medir el tiempo que pasa desde el final de una contracción de los ventrículos hasta que se inicia el período de descanso.
Con este estudio pretendían conocer si el monitorizar al pequeño facilitaba obtener información que advirtiera de un posible problema cardiaco, para que el equipo médico lo tuviera en cuenta durante el parto.
Para realizar la investigación se compararon los resultados de 11.000 embarazos analizando el porcentaje de muerte fetal, las convulsiones, la necesidad de reanimar al bebé o las cesáreas que se realizaron. También si se utilizaron ventosas o fórceps, si se infectó el líquido amniótico o se transfundió sangre. No percibieron diferencias significativas cuando se utilizaba la técnica mencionada y cuando no. En cuanto al test de Apgar, la prueba que se practica a los bebés al nacer para evaluar su estado, fue ligeramente mejor en los que se había controlado la frecuencia cardiaca.
Para uno de los autores del estudio la conclusión está clara:
Pese a que haya nuevos tratamientos o tecnologías que pueden parecer prometedores, en realidad no es posible saber si ofrece algún beneficio a menos que se haga un estudio que lo demuestre. Y en este caso no se observa ningún beneficio.
Esperamos que encuentren aquellos que sí son beneficiosos.
Durante el trabajo de parto el equipo médico trata en todo momento de mantener el control del estado de salud tanto de la madre como del bebé. De este último comprueban que su frecuencia cardiaca sea correcta para prevenir posibles complicaciones. Sin embargo, ahora un estudio nos muestra que podría no ser un procedimiento demasiado útil.
Un grupo de investigadores de las Universidades de Utah y Texas de Estados Unidos ha comprobado que el análisis de la actividad cardiaca del bebé por medio de electrocardiogramas no resulta más efectivo que el emplear métodos convencionales a la hora de evitar problemas durante el parto. La tecnología que se utiliza se llama análisis del segmento ST del electrocardiograma fetal y permite medir el tiempo que pasa desde el final de una contracción de los ventrículos hasta que se inicia el período de descanso.
Con este estudio pretendían conocer si el monitorizar al pequeño facilitaba obtener información que advirtiera de un posible problema cardiaco, para que el equipo médico lo tuviera en cuenta durante el parto.
Para realizar la investigación se compararon los resultados de 11.000 embarazos analizando el porcentaje de muerte fetal, las convulsiones, la necesidad de reanimar al bebé o las cesáreas que se realizaron. También si se utilizaron ventosas o fórceps, si se infectó el líquido amniótico o se transfundió sangre. No percibieron diferencias significativas cuando se utilizaba la técnica mencionada y cuando no. En cuanto al test de Apgar, la prueba que se practica a los bebés al nacer para evaluar su estado, fue ligeramente mejor en los que se había controlado la frecuencia cardiaca.
Para uno de los autores del estudio la conclusión está clara:
Pese a que haya nuevos tratamientos o tecnologías que pueden parecer prometedores, en realidad no es posible saber si ofrece algún beneficio a menos que se haga un estudio que lo demuestre. Y en este caso no se observa ningún beneficio.
Esperamos que encuentren aquellos que sí son beneficiosos.
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