Escribir te hace más humano, Doris Lessing.

 

Cuando Ana, gestante de 28 semanas le preguntó a su madre cómo se sentía ella cuando estaba embarazada, no supo qué responderle. Habían pasado más de 30 años y su memoria andaba por otros parajes.

Días después, Ana comenzó un diario. Un diario personal, honesto, cargado de frases incompletas, verbos irregulares, emociones extrañas, sentimientos ilógicos, pensamientos ambiguos y, sobre todo, terriblemente sincero. Conforme iba escribiendo descubrió una mujer desconocida, que fluía entre los renglones de las frases con su letra redondilla.

La primera semana se sintió incómoda, hubo días que miraba la hoja en blanco confundida sin saber qué anotar, hasta que decidió dejarse llevar y escribir sus miedos, la inseguridad del futuro, sus más íntimos temores y ese rol de madre que tanto la asustaba.

Cuando llegó a la semana 32 abrió otro diario paralelo. Un gran cuaderno dorado para registrar su embarazo, la historia paralela de los tres. Allí pegó las fotografías de las ecografías, los resultados de las analíticas, las fotos de ella y su barriga, la sonrisa bobalicona y adorable de su marido y hasta una hoja seca otoñal adherida con mucho esmero. Escribió una lista de objetivos para las semanas finales. Anotó con cuidado el puñado de nombres que les gustaban, a ambos, las canciones que escuchaban, el tiempo que hacía, la vida cotidiana de la pareja y las palabras cariñosas que su compañero susurraba al pequeñín de dentro.

Conforme pasaban las semanas, Ana descubrió que la ansiedad había disminuido, que podía mirar de frente sus miedos y hasta reírse de ellos y sobre todo mientras escribía se sentía fuerte, tibiamente poderosa, útil, haciendo algo que trascendería el tiempo y la memoria.

En el ámbito psicológico, escribir un diario forma parte de la terapia. Diario terapia. Una técnica sencilla que ayuda a la curación emocional y el crecimiento personal. A pesar de hallarse asociado a adolescentes y a los románticos de épocas pasadas, hoy en día es una práctica común. Pensemos en los blogs de la era virtual.

¿Por dónde empezar? Escribir rápido, de un tirón, sin preocuparnos de la ortografía o de los signos gramaticales. Es un acto íntimo, sin ningún censor que corrija nuestras impresiones. Hacerlo de forma espontánea tal y como brotan las palabras, vengan de donde vengan, del estómago, de la cabeza o del corazón.

Entre los beneficios demostrados de escribir un diario están:

• Aumento de la autoestima.
• Disminución de la ansiedad y depresión.
• Ordena las ideas y verbaliza los sentimientos.
• Incremento de la motivación personal con la consecución de objetivos.
• Relativización de los problemas y dificultades. Al anotar las preocupaciones estas pierden fuerza, aportándonos esperanza de solución.
• Mejora del autoconocimiento. Escribir un diario es un ejercicio de introspección que nos ayuda a comprendernos a nosotras mismas.
• Favorece una imagen más realista y positiva de la persona que escribe el diario.

En resumen, el embarazo es tiempo de sentir y mirar hacia adentro. Aprovéchalo doblemente, dejando por escrito tus impresiones y tus vivencias. Es un material único y, sobre todo, para ti y para los tuyos, trascendental.