Conducir embarazada puede resultar peligroso; y es que las probabilidades de sufrir un accidente de tráfico se incrementan durante el segundo trimestre del embarazo. Esta es la conclusión a la que han llegado un grupo de científicos canadienses después de realizar un estudio centrado en más de medio millón de mujeres.
El Instituto de Ciencias Clínicas de Toronto (Canadá), fue el encargado de realizar un análisis de los datos de siniestros en la población femenina tres años antes de quedar embarazadas, durante los nueve meses de embarazo y un año después de dar a luz.
Los resultados fueron realmente interesantes. La tasa de siniestralidad del primer embarazo es bastante similar a la tasa de siniestros de mujeres que no están embarazadas. No obstante en el cuarto, quinto y sexto mes, el índice aumenta considerablemente con un 42% más de riesgo. Asimismo, a partir del tercer trimestre las cifras se redujeron equiparándose con las otras etapas.
Lo cierto es que aunque las cifras y datos son totalmente reveladores, los científicos no conocen las razones de este patrón. Una de las hipótesis más aceptadas es que los cambios fisiológicos de una mujer durante la gestación, tales como nauseas, fatiga o problemas de sueño, pueden causar ciertas distracciones al volante y terminar en un accidente.
Si bien es cierto que parece lógico, no se tienen pruebas suficientes para poder asegurar que estos cambios fisiológicos sean los culpables de esas altas tasas de siniestralidad; y es que el primer trimestre suele ser realmente malo en cuanto a náuseas, somnolencia y agotamiento se refiere. Asimismo, el último trimestre suele ser bastante molesto, pues la barriga ha crecido ya muchísimo y las mujeres se sienten pesadas y agotadas. No obstante, el segundo trimestre es bastante cómodo. La mujer suele acostumbrarse a estos cambios y aún no se siente del todo pesada. Por este motivo extraña que las cifras aumenten durante este trimestre y no en otro.
Una de las conclusiones a la que han llegado es que precisamente al ser un trimestre más cómodo, pudiera ser que la mujer embarazada se confiara sin darse cuenta de que aunque los cambios fisiológicos son menores, siguen estando ahí, capaces de crear un despiste o una situación de agotamiento.
Conducir embarazada puede resultar peligroso; y es que las probabilidades de sufrir un accidente de tráfico se incrementan durante el segundo trimestre del embarazo. Esta es la conclusión a la que han llegado un grupo de científicos canadienses después de realizar un estudio centrado en más de medio millón de mujeres.
El Instituto de Ciencias Clínicas de Toronto (Canadá), fue el encargado de realizar un análisis de los datos de siniestros en la población femenina tres años antes de quedar embarazadas, durante los nueve meses de embarazo y un año después de dar a luz.
Los resultados fueron realmente interesantes. La tasa de siniestralidad del primer embarazo es bastante similar a la tasa de siniestros de mujeres que no están embarazadas. No obstante en el cuarto, quinto y sexto mes, el índice aumenta considerablemente con un 42% más de riesgo. Asimismo, a partir del tercer trimestre las cifras se redujeron equiparándose con las otras etapas.
Lo cierto es que aunque las cifras y datos son totalmente reveladores, los científicos no conocen las razones de este patrón. Una de las hipótesis más aceptadas es que los cambios fisiológicos de una mujer durante la gestación, tales como nauseas, fatiga o problemas de sueño, pueden causar ciertas distracciones al volante y terminar en un accidente.
Si bien es cierto que parece lógico, no se tienen pruebas suficientes para poder asegurar que estos cambios fisiológicos sean los culpables de esas altas tasas de siniestralidad; y es que el primer trimestre suele ser realmente malo en cuanto a náuseas, somnolencia y agotamiento se refiere. Asimismo, el último trimestre suele ser bastante molesto, pues la barriga ha crecido ya muchísimo y las mujeres se sienten pesadas y agotadas. No obstante, el segundo trimestre es bastante cómodo. La mujer suele acostumbrarse a estos cambios y aún no se siente del todo pesada. Por este motivo extraña que las cifras aumenten durante este trimestre y no en otro.
Una de las conclusiones a la que han llegado es que precisamente al ser un trimestre más cómodo, pudiera ser que la mujer embarazada se confiara sin darse cuenta de que aunque los cambios fisiológicos son menores, siguen estando ahí, capaces de crear un despiste o una situación de agotamiento.
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