Muchas mujeres que deciden adoptar un pequeño tienen el sueño de cuidarlo y criarlo, pero además desean amamantarlos como si los hubieran tenido en sus vientres durante los 9 meses de gestación. La lactancia adoptiva surge como una alternativa  para  estos casos.

La lactancia adoptiva se hace posible gracias a una preparación previa de la madre, que puede consistir en la estimulación de los pezones, 2 a 4 semanas antes de tener al bebé, a través de medicamentos o utilizando un sacaleche durante 10 minutos en los días iniciales, hasta alcanzar con la práctica las 3 horas diarias.

Las hormonas o galactogogos (sustancias naturales o farmacológicas) son 2 técnicas muy eficaces que ayudan a estimular la producción de la leche materna, la misma que deberá ser completada con leche de fórmula para obtener una mayor  cantidad de nutrientes en la alimentacion del recién nacido.

Factores como el estado de ánimo de la madre, la calidad de succión del bebé y la cantidad de veces que el pequeño es amamantado, influyen en el éxito de la lactancia adoptiva, una oportunidad que también beneficia a mujeres que han sufrido una histerectomía (extirpación del útero) o aquellas que atraviesan  el periodo de menopausia.