Nadie puede negar  que la alimentación durante el embarazo es crucial para poder gestar un bebé sano. Lo que hasta el momento no se había tenido en cuenta, es que tanto la alimentación durante el embarazo, como la alimentación durante el momento de la concepción, pueden afectar genéticamente al futuro bebé. Así, un estudio reciente revela que los alimentos que las madres ingieren al principio del embarazo y durante la preconcepción pueden estar relacionados con la salud de nuestros hijos; y es que al parecer, estos alimentos podrían incluso cambiar permanentemente el ADN del bebé.

Estudio en mujeres embarazadas

Un grupo de investigadores de Estados Unidos y Reino Unido, se desplazaron hasta una de las zonas más rurales de Gambia. Este lugar no estaba marcado por el azar; y es que al parecer, justamente aquí, el clima influye muchísimo en la alimentación de la población, y por ende, en la alimentación de las madres.

La mitad de las mujeres escogidas para el estudio concibieron durante la temporada de lluvias. Mientras, la otra mitad concibió durante la temporada de sequía. Así, tras elegir a las candidatas para el estudio, los investigadores comenzaron a medir los niveles de nutrientes de ambos grupos. Asimismo, también se realizaron minuciosos estudios del ADN de los bebés cuando contaron entre dos y ocho meses de edad.

Los resultados hablaban por sí solos. Los niños concebidos durante la temporada de lluvias contaban con un nivel muchísimo mayor de metilación en los seis genes estudiados. Así, pudieron observar que esto tenía una estrecha relación con los niveles de nutrientes en la sangre de las madres.

Aunque el estudio supone un avance, pues es una evidencia clara de que la nutrición de la mujer, antes y durante el embarazo, puede marcar genéticamente a los niños, lo cierto es que aún no se sabe cuál es la función de esos genes y los efectos que podrían tener. Aun así, todos los investigadores afirman que la evidencia de que esta alimentación tiene efectos epigenéticos sobre el feto es totalmente clara.

Estudio en ratones

Aunque con las madres humanas el resultado fue satisfactorio, aún queda mucho trabajo por delante. En algunos estudios anteriores con animales, los resultados eran aún más claros. Por ejemplo, cuando realizaron el estudio con ratones, se dieron cuenta de que la alimentación de la madre influía determinantemente en el color de la piel del ratón.

Este estudio sólo es la punta del iceberg, pues evidentemente el camino es muy largo y es momento de concretar aspectos como qué tipo de alimentos son más convenientes para las madres humanas y la importancia de los genes que pueden alterarse con esta alimentación.