Seguro que ninguna madre olvida jamás la primera vez que ve a su hijo. Por muchos años que hayan pasado podemos describir ese momento dando un sinfín de detalles y es que es un instante único en nuestra vida. Por norma general en esa misma ocasión nuestros hijos nos ven también a nosotras, pero no siempre es así.

Hoy te hablamos de Piper, una pequeña que tuvo que esperar algunos meses para ver a su madre.

Piper sufría una seria miopia

A Piper le fue diagnosticado al poco de nacer un ligero astigmatismo superior a lo normal. Pero cuando llegó el tiempo de empezar a gatear sus padres se dieron cuenta de que había algo más, por lo que decidieron someterla a un nuevo reconocimiento médico. Entonces el diagnóstico cambió y comprobaron que la pequeña tenía un seria miopía, 7 dioptrías en un ojo y 5 en el otro. Debido a este problema Piper no conseguía ver con nitidez motivo por el cual no solo no gateaba sino que además no había podido contemplar el rostro de sus padres todavía.

Unas gafas rosas para solucionar el problema

La solución al problema no era demasiado complicada, tan solo tendría que usar unas gafas para enfocar bien. Así que tras recoger las gafas una vez que estuvieron listas decidieron salir a cenar para celebrarlo. Además aprovechan la ocasión para poner a su hija las lentes con montura rosa. La verdad es que Piper al principio se resiste un poco, pero después y tras comprobar que ya puede ver perfectamente a su madre por primera vez, no deja de sonreír.

Precisamente la madre de la niña, Jessica Sinclair de 26 años, dice que en aquel momento cuando pudo contemplar la alegría de su pequeña sintió como su corazón se derretía. Pues eso mismo le ha sucedido a millones de personas que han visto la grabación que los padres de esta pequeña de Estados Unidos realizaron de ese día tan especial.

Seguro que a ti también te emociona.