Independientemente de lo que una mujer engorde en el proceso de gestación, cuidar nuestro peso antes de quedar embarazadas es importante; y es que en el embarazo es imprescindible engordar. Si comenzamos esta aventura con un índice de masa corporal elevado, seguramente tendremos muchos más problemas durante estos meses. De ello habla un estudio publicado en el Journal of American Medical Association, en el que se estudia la relación entre las madres que sufren obesidad grave y el riesgo de sufrir muerte fetal durante el embarazo.
Los datos hablan por sí solos. Durante el 2008, unos 2,7 millones de niños nacieron muertos. Además se calcula que al año se producen casi 4 millones de muertes neonatales, antes de los 28 días de vida del recién nacido. Aunque muchas de estas muertes se asocian a un IMC elevado, lo cierto es que en la actualidad no se ha establecido cuál sería el IMC deseado y óptimo para prevenir este tipo de muertes fetales e infantiles.
El equipo del Imperial College London (Reino Unido), dirigido por Dagfinn Aune, decidió realizar una exhaustiva revisión de todos los estudios que se habían realizado hasta el momento sobre este asunto. Así consiguieron realizar un metanálisis que examinara la asociación de este IMC elevado durante o antes del embarazo con problemas como la muerte fetal o la muerte infantil.
De todos estos estudios, 38 fueron determinantes para incluirlos en el metaanálisis. Así, estos investigadores lograron analizar y contrastar la información de más de 10.000 muertes fetales, unos 16.000 partos con nacidos muertos, 4,311 muertes perinatales, aproximadamente unas 11.000 muertes neonatales y casi 5.000 muertes en lactantes.
Los resultados son bastante interesantes. Si bien es cierto que las embarazadas con una obesidad más grave (IMC de 40) cuentan con un riesgo de dos y tres veces mayor que las mujeres con un peso saludable de padecer este tipo de problemas, lo cierto es que se observó que incluso un leve incremento en el IMC materno podría aumentar significativamente las posibilidades de sufrir alguna de estas complicaciones.
La explicación que dan ante estas observaciones, es que hay algunos mecanismos biológicos que están asociados a estas muertes y que el sobrepeso o la obesidad pueden provocar preeclampsia, diabetes gestaioncal, hipertensión e incluso anomalías congénitas.
Sin duda, todo esto hace replantearnos una vez más que la salud de la madre y del futuro niño pasa por una dieta saludable, equilibrada y sobre todo ejercicio, siempre adecuado al estado de la madre.
Independientemente de lo que una mujer engorde en el proceso de gestación, cuidar nuestro peso antes de quedar embarazadas es importante; y es que en el embarazo es imprescindible engordar. Si comenzamos esta aventura con un índice de masa corporal elevado, seguramente tendremos muchos más problemas durante estos meses. De ello habla un estudio publicado en el Journal of American Medical Association, en el que se estudia la relación entre las madres que sufren obesidad grave y el riesgo de sufrir muerte fetal durante el embarazo.
Los datos hablan por sí solos. Durante el 2008, unos 2,7 millones de niños nacieron muertos. Además se calcula que al año se producen casi 4 millones de muertes neonatales, antes de los 28 días de vida del recién nacido. Aunque muchas de estas muertes se asocian a un IMC elevado, lo cierto es que en la actualidad no se ha establecido cuál sería el IMC deseado y óptimo para prevenir este tipo de muertes fetales e infantiles.
El equipo del Imperial College London (Reino Unido), dirigido por Dagfinn Aune, decidió realizar una exhaustiva revisión de todos los estudios que se habían realizado hasta el momento sobre este asunto. Así consiguieron realizar un metanálisis que examinara la asociación de este IMC elevado durante o antes del embarazo con problemas como la muerte fetal o la muerte infantil.
De todos estos estudios, 38 fueron determinantes para incluirlos en el metaanálisis. Así, estos investigadores lograron analizar y contrastar la información de más de 10.000 muertes fetales, unos 16.000 partos con nacidos muertos, 4,311 muertes perinatales, aproximadamente unas 11.000 muertes neonatales y casi 5.000 muertes en lactantes.
Los resultados son bastante interesantes. Si bien es cierto que las embarazadas con una obesidad más grave (IMC de 40) cuentan con un riesgo de dos y tres veces mayor que las mujeres con un peso saludable de padecer este tipo de problemas, lo cierto es que se observó que incluso un leve incremento en el IMC materno podría aumentar significativamente las posibilidades de sufrir alguna de estas complicaciones.
La explicación que dan ante estas observaciones, es que hay algunos mecanismos biológicos que están asociados a estas muertes y que el sobrepeso o la obesidad pueden provocar preeclampsia, diabetes gestaioncal, hipertensión e incluso anomalías congénitas.
Sin duda, todo esto hace replantearnos una vez más que la salud de la madre y del futuro niño pasa por una dieta saludable, equilibrada y sobre todo ejercicio, siempre adecuado al estado de la madre.
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