Un reciente estudio de la Universidad de California en Davis, EEUU, defiende que las madres expuestas a pesticidas químicos pueden tener más probabilidades de dar a luz un niño con autismo o algún tipo de retraso en su desarrollo.

Al parecer, los investigadores de esta universidad hacía años que estaban estudiando la relación entre los pesticidas químicos y los efectos que podían ocasionar en un embarazo. Después de unos años, han descubierto que las mujeres embarazadas que viven cerca de campos y granjas cuentan con dos tercios más de riesgo, un 66% aproximadamente, de que sus futuros hijos tengan algún tipo de trastorno o retraso en el desarrollo.

Este porcentaje aumenta cuando las embarazadas en el segundo o tercer trimestre tienen contacto con este tipo de sustancias. Así pues, en las dos últimas fases de la gestación puede ser bastante más peligroso.

El estudio se realizó con unas 1.000 participantes, de las cuales, posteriormente, se estudió el diagnóstico de autismo y retraso de sus hijos, niños entre 2 y 5 años.

Es importante saber que el estudio aún no ha concluido. La siguiente fase es observar qué tipo de perfil de mujer es más vulnerable a este tipo de exposición química. Aun así, las conclusiones sacadas hasta el momento crean una alarma, las embarazadas no deben estar en contacto con productos químicos agrícolas.

Evitar químicos en la gestación

Un tercio de las embarazadas de este estudio vivía en las proximidades de lugares agrícolas o de aplicación de pesticidas comerciales. Esta exposición constante ante algunos tipos de pesticidas puede ser realmente problemática durante los meses de gestación; y es que el cerebro del feto, durante estos meses, está en continuo desarrollo, siendo así muy vulnerable, mucho más que el de un adulto.

La mayoría de estos pesticidas son neurotóxicos, esto explicaría que las exposiciones intrauterinas durante el desarrollo del bebé puedan afectar los procesos de desarrollo estructural y la señalización neuronal. Esto significa que los pesticidas producirían alteraciones en los mecanismos de excitación e inhibición que regulan el estado de ánimo, las interacciones sociales, la conducta o el aprendizaje.

Evidentemente es muy difícil mantenerse completamente alejado de este tipo de pesticidas, más cuando son frecuentes en la industria alimenticia. Aun así, toda precaución es poca. Quizá tengamos que empezar a consumir más verduras y frutas ecológicas, por lo menos durante estos meses tan importantes.