Una de las cosas que más preocupan a los padres es que su bebé sea problemático a la hora de comer ya que todos los papás quieren que sus bebés coman bien y estén bien nutridos.

Pero tampoco es algo por lo que preocuparse excesivamente, al menos durante los dos primeros años del bebé.

Es bastante común para un bebé de esa edad ser caprichoso para comer, y en algunos casos puede ser una falsa alarma. Que a veces ponga cara de disgusto, o solo coma un par de cucharadas de un puré o que solo le dé algunos bocados no significa que no le guste un alimento, sino que en ese momento no le apetece o no tiene hambre.

Además, hay que tener en cuenta que cuando los bebés descubren algo nuevo que hacer como gatear, andar, hablar, dar palmadas… el comer ya pasa a ser una actividad bastante aburrida así que no le prestarán tanta atención como antes. Por este motivo, y muchos otros, los papás tenemos que intentar que la hora de comer sea diferente y divertida cada día para que el pequeño no lo vea como algo monótono y le aburra.

Para ello os propongo algunas ideas:

• Preparad comida de una forma diferente, aunque sea el mismo alimento intentad darle otra textura. Por ejemplo, en lugar de hacer el pollo al vapor, ¿habéis probado a hacérselo a la plancha? O cambiad la combinación de verduras, introducid nuevos sabores, etc. Aquí algunas recetas recomendadas.
• Animadlos a ser independientes. Con ello no quiero decir que le plantéis el plato en la trona y le dejéis comer solo, básicamente porque lo único que conseguiréis es que se ponga perdido y os deje todo hecho una marranada, pero podéis hacer que os ayude a sujetar la cuchara mientras le dais de comer, darle una cuchara mientras para que el vaya experimentando, darle trocitos de comida para que ellos mismos cojan con sus deditos,… eso si, hagáis lo que hagáis, ¡¡tened la fregona y muchas servilletas a mano!!
• Aprovechaos de su estado anímico, es decir, aprovechad los días en los que vuestro bebé está más risueño o más alegre para darle cositas que normalmente no le gustan… ¡igual cambia de opinión! Pensad que los bebés pueden cambiar de gustos, y que no todos los alimentos saben igual mezclados de una forma u otra. Aunque la primera vez lo rechace no lo eliminéis del menú, esperad unos días, y volved a intentarlo.
• Cantad mientras comen, haced que la hora de comer algo que no le guste se convierta en un juego y que no asocie este momento del día como algo aburrido o malo.

Espero que os haya gustado el artículo, que os haya servido de ayuda y que sobretodo tengáis mucha paciencia porque los pequeños pequeños son y como a caminar o a hablar tienen que aprender a probar cosas, a saborear, a paladear y a aceptar que hay que comer de todo. Es un hábito, como cualquier otro, que tienen que aprender.

Un besote.