Razones por las que podrías necesitar una Doula

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Razones por las que podrías necesitar una Doula


Las mujeres necesitamos de otras mujere,s para aprender de nuestras mayores los procesos femeninos de la vida. Antaño se compartían los embarazos y las parteras acudían a las viviendas para atender a las mujeres. Las vecinas, las amigas, las mujeres de la familia compartían este acontecimiento de la misma forma que la lactancia materna era algo considerado como lo normal y habitual. Las niñas, desde pequeñitas, veían a las mujeres embarazadas parir y a los bebés ser amamantados, con lo que cuando llegaban a ser madres ya tenían la lección aprendida. Y no había duda de lo que era lo mejor.

En la sociedad en la que vivimos actualmente en nuestro país, prima la individualidad, desgraciadamente para nosotros. Muchas mujeres se han sumergido en un mundo laboral que las tiene sometidas a horarios rígidos, a tensiones. También se ha perdido la sana costumbre de reunirse periódicamente mujeres solas para hablar de sus inquietudes, de “sus cosas”. Las prisas y el estrés son malas consejeras para tomar conciencia de nuestro cuerpo y de los procesos que pasamos a lo largo de la vida. Si nos centramos en la maternidad, son bastantes las mujeres que llegan a ser madres a una edad en la que no es fácil encontrarse con niños pequeños en el entorno. Incluso algunas llegan a tener un primer hijo sin haber tenido un bebé en brazos, sin haber visto siquiera cómo se amamanta.

Cada persona es una circunstancia, pero volviendo la vista atrás, cuando tuve a mi segundo hijo con 27 años el ginecólogo me dijo que si pensaba tener un tercero (él sabía que esa era mi intención), no me lo pensara demasiado pues a partir de los 35 años el cuerpo no está igual, ni las hormonas, ni la mente… Cuando tuve a mi tercer hijo con 34 años me comentó que ya estaba en el límite de edad. Por entonces, las mujeres éramos madres antes de los 30 y estábamos rodeadas de bebés y de niños. Pero si volvemos a nuestra realidad de ahora, la verdad es que el índice de natalidad ha descendido, las mujeres son madres bastante más mayores y hay –por regla general- un desconocimiento sobre lo que es el proceso fisiológico del embarazo y parto como algo NORMAL.

También se da la circunstancia, y esto es algo que constato desde la experiencia, de que la mayoría de chicas que van a ser madres no comparten con las suyas, ni con mujeres mayores que ellas, sus dudas, sus miedos… sus intereses, bien porque creen que están desfasadas, bien porque piensan que no las van a entender… o simplemente porque creen que no las necesitan. Está bien, cada una tendrá sus motivos que yo respeto. Pero… Una mujer en proceso de maternidad necesita de tribu. Y aunque existe una tribu virtual ¡afortunadamente para muchas mujeres que no tienen otra opción!, no es lo mismo que estar hombro con hombro, cara a cara con la posibilidad de dar y obtener un abrazo en un momento dado. La figura de la Doula resurge desde esta necesidad de compañía, de apoyo, de comprensión, de acompañamiento, etc.

Cada Doula enfoca su trabajo de una manera. Hay quien forma grupos de mujeres embarazadas y realiza de esta forma un acompañamiento a la maternidad, aportando información y trabajando en fines comunes. Otras trabajamos desde la individualidad y la presencia, realizando un acompañamiento personalizado en función de la necesidad de la madre o como doulas acompañando en el parto. Cuando llega el momento del parto, algunas mujeres creen no necesitar la compañía de su Doula… quizás por el desconocimiento de lo que ésta le puede aportar, quizás porque tal y como están montados los protocolos hospitalarios, la mujer ha de elegir a una sola persona que la acompañe. Y en la mayoría de las ocasiones, aún sigue siendo el padre.

Aunque cada vez abundan más los estudios que verifican el descenso de partos hospitalarios instrumentalizados y medicalizados cuando la mujer goza de un buen y continuo acompañamiento, especialmente con una Doula, son todavía bastantes las mujeres que no eligen esta opción. Por otro lado, son cada vez más los partos en casa donde se requiere la presencia de una Doula, ya que no supone ningún inconveniente.

Desde aquí, animo a las mujeres que deseen quedarse embarazadas y/o las que ya están en ello, a que se informen qué es una Doula y qué es lo que hace. Animo también a leer testimonios de quienes han disfrutado del acompañamiento, porque de primera mano, es la mejor forma de conocerlo y de integrarlo.

Concha Villarroya

En 2010 finalicé mi formación como Doula con Doulas Alicante. Estoy formada en lactancia materna y certificada por SINA y La Clínica de la Lactancia. Formo parte de la primera promoción de la formación en Salud Mental Perinatal de Terra Mater, con Ibone Olza e Isabel Fernández del Castillo. Soy socia de la Asociación Española de Doulas. Mi principal interés consiste en ACOMPAÑAR a mujeres durante su proceso de embarazo, parto, posparto y puerperio, especialmente. Formación 2 de diciembre de 2017. Asistencia presencial a la II Jornada Terra Mater de Actualización en Salud Mental Perinatal. Octubre de 2014. Seminario “Qué es una Doula” Colaboración en Mesa redonda de doulas. 10 horas. Con Liliana Lammers, Doula, y organizado por Formación Paramana Doula, Valencia Junio de 2014. Seminario de "Acompañar la muerte gestacional y perinatal" 12 horas impartido por Sara Jort, psicóloga, Valencia. Enero de 2011. Seminario “Parto en casa. Primeros cuidados mamá-bebé” 12 horas, impartido por Inma Campos, matrona, y organizado por Asociación Nacer y Renacer, Valencia. Abril de 2011. Asistencia a la Jornada de “Atención al parto normal en la Comunicad Valenciana. Calidad basada en la evidencia, calidez y seguridad”, Valencia Octubre 2009/junio 2010. Formación de Doula. 130 horas, con Doulas de Alicante en Villena (Alicante)


Las mujeres necesitamos de otras mujere,s para aprender de nuestras mayores los procesos femeninos de la vida. Antaño se compartían los embarazos y las parteras acudían a las viviendas para atender a las mujeres. Las vecinas, las amigas, las mujeres de la familia compartían este acontecimiento de la misma forma que la lactancia materna era algo considerado como lo normal y habitual. Las niñas, desde pequeñitas, veían a las mujeres embarazadas parir y a los bebés ser amamantados, con lo que cuando llegaban a ser madres ya tenían la lección aprendida. Y no había duda de lo que era lo mejor.

En la sociedad en la que vivimos actualmente en nuestro país, prima la individualidad, desgraciadamente para nosotros. Muchas mujeres se han sumergido en un mundo laboral que las tiene sometidas a horarios rígidos, a tensiones. También se ha perdido la sana costumbre de reunirse periódicamente mujeres solas para hablar de sus inquietudes, de “sus cosas”. Las prisas y el estrés son malas consejeras para tomar conciencia de nuestro cuerpo y de los procesos que pasamos a lo largo de la vida. Si nos centramos en la maternidad, son bastantes las mujeres que llegan a ser madres a una edad en la que no es fácil encontrarse con niños pequeños en el entorno. Incluso algunas llegan a tener un primer hijo sin haber tenido un bebé en brazos, sin haber visto siquiera cómo se amamanta.

Cada persona es una circunstancia, pero volviendo la vista atrás, cuando tuve a mi segundo hijo con 27 años el ginecólogo me dijo que si pensaba tener un tercero (él sabía que esa era mi intención), no me lo pensara demasiado pues a partir de los 35 años el cuerpo no está igual, ni las hormonas, ni la mente… Cuando tuve a mi tercer hijo con 34 años me comentó que ya estaba en el límite de edad. Por entonces, las mujeres éramos madres antes de los 30 y estábamos rodeadas de bebés y de niños. Pero si volvemos a nuestra realidad de ahora, la verdad es que el índice de natalidad ha descendido, las mujeres son madres bastante más mayores y hay –por regla general- un desconocimiento sobre lo que es el proceso fisiológico del embarazo y parto como algo NORMAL.

También se da la circunstancia, y esto es algo que constato desde la experiencia, de que la mayoría de chicas que van a ser madres no comparten con las suyas, ni con mujeres mayores que ellas, sus dudas, sus miedos… sus intereses, bien porque creen que están desfasadas, bien porque piensan que no las van a entender… o simplemente porque creen que no las necesitan. Está bien, cada una tendrá sus motivos que yo respeto. Pero… Una mujer en proceso de maternidad necesita de tribu. Y aunque existe una tribu virtual ¡afortunadamente para muchas mujeres que no tienen otra opción!, no es lo mismo que estar hombro con hombro, cara a cara con la posibilidad de dar y obtener un abrazo en un momento dado. La figura de la Doula resurge desde esta necesidad de compañía, de apoyo, de comprensión, de acompañamiento, etc.

Cada Doula enfoca su trabajo de una manera. Hay quien forma grupos de mujeres embarazadas y realiza de esta forma un acompañamiento a la maternidad, aportando información y trabajando en fines comunes. Otras trabajamos desde la individualidad y la presencia, realizando un acompañamiento personalizado en función de la necesidad de la madre o como doulas acompañando en el parto. Cuando llega el momento del parto, algunas mujeres creen no necesitar la compañía de su Doula… quizás por el desconocimiento de lo que ésta le puede aportar, quizás porque tal y como están montados los protocolos hospitalarios, la mujer ha de elegir a una sola persona que la acompañe. Y en la mayoría de las ocasiones, aún sigue siendo el padre.

Aunque cada vez abundan más los estudios que verifican el descenso de partos hospitalarios instrumentalizados y medicalizados cuando la mujer goza de un buen y continuo acompañamiento, especialmente con una Doula, son todavía bastantes las mujeres que no eligen esta opción. Por otro lado, son cada vez más los partos en casa donde se requiere la presencia de una Doula, ya que no supone ningún inconveniente.

Desde aquí, animo a las mujeres que deseen quedarse embarazadas y/o las que ya están en ello, a que se informen qué es una Doula y qué es lo que hace. Animo también a leer testimonios de quienes han disfrutado del acompañamiento, porque de primera mano, es la mejor forma de conocerlo y de integrarlo.

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