Muchas veces observamos a nuestros bebés dormidos, sonrientes, tan dulces y abrazables, y daríamos lo que fuera por saber qué dulces sueños rondan por su mente pero… ¿los bebés sueñan? Sí, sueñan. Es más, los bebés se acuerdan de los sueños mejor que los adultos. Así, una pesadilla puede provocarles que no quieran volver a dormir, según un estudio realizado por el Instituto Europeo de Calidad del Sueño.

Según este estudio, los bebés presentan fases del sueño reconocibles antes de nacer. Debido a esto, los hábitos de su madre antes de nacer pueden afectar negativamente en su calidad del descanso. A raíz de este descubrimiento, el Instituto Europeo de Calidad del Sueño ha decidido desarrollar un estudio que pueda localizar los principales problemas para tenerlos en cuenta y definir así recomendaciones que reduzcan el riesgo y sus consecuencias.

Recomendaciones para un sueño adecuado

Este organismo ha recordado que es importante no dejar que el bebé duerma fuera de su cama. Establecer una rutina diaria (baño, cena y cuento) puede ser lo mejor para que consigan un descanso óptimo. Asimismo, es importante no darles líquidos en exceso antes de dormir o excitantes como el chocolate.

Cuando el niño es un poco más mayor, es necesario evitar los conceptos negativos por asociación como “castigado” y “a la cama”. Asimismo, aseguran que encender la luz de la habitación completamente a la hora de ir a dormir podría aumentar la melatonina y retrasar el sueño de los niños y bebés.

Este organismo nos recuerda que si nuestros hijos no padecen ningún trastorno del sueño, los primeros meses de vida dormirán entre 14 y 15 horas diarias. No obstante, los padres perderán 700 horas de sueño. Finalmente, este estudio hablaba de los problemas más frecuentes a la hora de dormir, entre los que destacan la interrupción del sueño por pesadillas, la respiración fuerte, apnea o el sonambulismo.