Alana es una joven muy especial. Aunque aparentemente parece una chica normal de su edad, lo cierto es que cuenta con una particularidad que la diferencia de todos sus amigos: Alana cuenta con el ADN de tres padres biológicos.
La historia de Alana comienza con su madre, Sharon Saarinen. Esta mujer y su marido habían intentado tener descendencia durante mucho tiempo, aproximadamente diez años. No obstante, ninguno de los procedimientos de fertilización asistida había funcionado con su caso. El matrimonio había perdido completamente las esperanzas.
Cuando estaban a punto de tirar la toalla, el experto en embriología Jacques Cohen les dio una solución, el reemplazo mitocondrial. Gracias a esto, Sharon pudo dar a luz a su preciosa y sana hija. Una niña que crece completamente feliz y sin ningún tipo de enfermedad que pueda asociarse a su método de concepción.
Reemplazo mitocondrial
Cohen se dio cuenta de que la incapacidad de quedar embarazada podría deberse al fallo en la estructura del citoplasma. Así, este tratamiento posibilitaría la transferencia de un poco del citoplasma de una donante anónima que contuviera mitocondrias al óvulo de Sharon. Tras este paso, el óvulo sería fertilizado con el esperma de su marido.
Esta técnica pionera de fertilización fue creada en Estados Unidos, no obstante, posteriormente fue prohibida en 2002. Aun así, se estima que en todo el mundo nacieron entre 30 y 50 personas bajo este tratamiento de fertilidad.
Riesgos del reemplazo mitocondrial
Además del evidente problema ético y moral que este tipo de técnicas presentaban para ciertas tendencias religiosas, lo cierto es que el reemplazo mitocondrial también contaba con algún que otro problema técnico.
En la clínica de Cohen nacieron unos 17 bebés. Los datos clínicos nos dan datos de un aborto natural, un embarazo de mellizos en el que uno de los niños carecía de cromosoma X y un problema posterior de autismo en uno de los niños nacidos sanos.
En una técnica experimental como esta, es lógico que estos casos se tengan en cuenta. Pero teniendo en cuenta el éxito de embarazo después de someterse a la técnica, quizá hubiera sido más oportuno seguir investigando antes de cancelar y prohibir esta práctica.
Existen muchas opiniones a favor y en contra, pero lo más importante es que existen estudios que aseguran que la práctica de esta técnica no es insegura.
