Locuras del embarazo

“Tanto el embarazo como el parto es una forma única de expresión de la mujer, una etapa en la vida en la que tenemos la oportunidad de expresarnos con libertad” nos dijo Miriam, una licenciada en obstetricia durante la última clase de preparto en el Hospital Italiano. Según su experiencia, es común que las parturientas lloren, griten, canten o traigan su bebé al mundo en silencio. Dependerá de lo que sienta cada una  cuando llegue ese esperado momento.

EugeRingo

Euge y Ringo en la semana 39.

No es para menos. Se genera en el embarazo un tsunami de hormonas que circulan en nuestro cuerpo y provocan miles de cambios, físicos y psicológicos que vamos notando a medida que nos conectamos con ese delicado corazón que empieza a latir adentro nuestro.

Yo lo noté a principios de año, cuando me desperté de la larga siesta que resultó ser el primer trimestre, aquellos meses en los que caminaba hasta la esquina de mi casa y sentía que había corrido la maratón de Nueva York.


Fue en el cuarto mes de embarazo cuando mi nivel de energía cambió radicalmente. No me alcanzaba el día para organizar la pochoclera de ideas que producía mi cabeza. Viajé al sur, me hice experta en el tejido de crochet, me anoté en  Yoga, Chi Kung, Serigrafía y también empecé la cursada del Profesorado de Filosofía, cuatro veces por semana.

A su vez nació en mi una Eugenia que no había conocido, hasta ahora. Combativa, no me quedé con ninguna opinión para dar. Discutí con fervor por la falta de productos de Precios Cuidados en la góndola de supermercado, me peleé con la administrativa del hospital que pretendía cancelarme un turno por llegar 10 minutos tarde y hasta corté de un plumazo largas relaciones de amistad, hace tiempo enquistadas en la rutina y la toxicidad. Logré, dialogando acaloradamente con el chofer de un micro, regresar a la ciudad varias horas antes de lo previsto, para alegría de  quienes queríamos volvernos temprano de un festival.

Empecé a ver que otras embarazadas tenían reacciones similares y ya no me sorprendió.  “Otra que anda con locuritas del embarazo”- pienso ahora, cada vez que alguna panzona grita verdades a los cuatro vientos, ante la mirada atónita de los demás.

Es junio y ya falta menos para que el bebé decida nacer. Como el parto, nadie sabe con certeza cuándo ni cómo sucederá, sólo se pueden hacer aproximaciones. Me espera el parto y el llanto o el grito o el canto. O el silencio. Llega Ringo.

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