El embarazo y los cambios en la vagina

Embarazo y cambios en la vaginaUna vez que hemos entendido que nuestro cerebro es una parte muy importante para nuestra vida sexual, os voy a presentar a nuestros músculos. Pero antes, una pequeña introducción.

El cuerpo de la mujer está diseñado para poder llevar dentro a pequeños seres humanos que durante 9 meses estarán nutriéndose de nosotras. Estos pequeñajos a los que daremos vida y se adueñarán de nuestra libertad son capaces de transformar nuestro cuerpo en una auténtica máquina de adaptación tanto física como psíquicamente.

Cuando nuestro cerebro se entera de que estamos embarazadas, es igual que cuando te enteras que van a venir 8 personas a tu casa a dormir el fin de semana. La organización que realiza es tal que a veces nuestra memoria se ve algo colapsada (por eso en ocasiones no nos acordamos de nada, no tenemos programas en nuestro cerebro que se puedan activar en tan poco tiempo, sobre todo porque todo son sensaciones totalmente nuevas). Lo primero que hace el cerebro (entre otras muchísimas cosas) es producir relaxina, una hormona que se encuentra sobre todo en los cartílagos, aunque también ayuda a ablandar el cuello uterino. Esa relaxina es la consecuencia de que nuestras caderas se ensanchen.

Nuestra pelvis tiene varios huesos unidos por cartílagos, cartílagos que durante el embarazo están más laxos de lo normal, porque el cuerpo no
sabe si es un bebé, o son siete, y si va a pesar 1kg o 5kg. Por ese motivo los cartílagos que mantienen a la pelvis unida son capaces de estirarse
tanto como necesite nuestro cuerpo.

Esto da lugar a un cambio físico en nuestro cuerpo, y es por eso que muchas veces nos encontramos como torpes, nos tropezamos con facilidad, y a veces nos caemos más de lo habitual. Tu cuerpo se está adaptando a esa transformación cada día que el bebé crece. Pero uno de los cambios más importantes es el de la vagina. Nuestra vagina va a ir modificándose durante esos 9 meses, sobre todo los músculos profundos y superficiales, la piel y los tejidos de alrededor.

¿Te has mirado alguna vez tu vagina en un espejo? ¿Cuántas veces?

Vamos a hacer un ejercicio:

Si puedes (porque quizás estés de muchas semanas y ya no te veas ni la vagina, en tal caso, procura imaginártelo), colócate en la cama sentada, con la espalda apoyada en una pared. Desnúdate y abre bien las piernas, con las rodillas flexionadas. Coloca la pantalla del ordenador al lado para que puedas ir identificando cada músculo tanto en el dibujo como en ti misma. Coloca un espejo frente a tu vagina, uno de esos grandes que tiene auto soporte (si no lo tienes coge uno que te sirva, no cojas uno pequeño). Importante: ¡Lávate las manos! ¡Te vas a tocar la vagina! Y eso siempre hay que hacerlo con las manos limpias.

Partes de la vagina y cambios en el embarazoBien, espero. ¿Estás en la postura? Pues comenzamos por lo más superficial. Si miras en el espejo vas a verlo todo al revés, pero no importa, porque los músculos están por igual en ambos lados y lo de arriba se ve arriba y lo de abajo, abajo.

1.- Vamos a empezar entendiendo que todo el complejo reproductor que está en la superficie de mi cuerpo se llama vulva. La vulva engloba todo, desde el clítoris, los labios hasta el orificio uretral y vaginal.

En primer lugar localiza tu orificio de la vagina, ese será nuestro punto de referencia. Es el agujero por el que introduces el tampax, el pene, y por donde va salir el bebé. Míralo, debe estar sonrosadito, quizás lo encuentres un poco hinchado, pero eso es normal, con el embarazo todo se inflama. A veces está más oscuro que rosa, eso depende de algunos factores, como el tipo de piel, la vascularización de la zona, etc. A ambos lados encontraremos seguidamente los labios menores y más hacia fuera los labios mayores. Ambos se unen en la parte superior.

Un poco más abajo está el ano, míralo y obsérvalo apartando los glúteos. No lo toques, porque si lo tocas tendrás que volverte a lavar las manos para seguir tocando el resto (el ano tiene bacterias y si te tocas y luego tocas la vagina o la uretra, podrías tener una infección en la orina). Lo observaremos desde lejos (de momento no es prioritario). Tiene como pliegues es ligeramente más oscuro que la vagina.

Si ves un espacio entre la vagina y el ano eso es lo que llamamos centro perineal o núcleo perineal. En esa zona es donde te realizan la episiotomía (en caso que la necesites) y es la zona que se suele desgarrar cuando la cabeza del bebé intenta salir. Si colocas un dedo índice justo en esa zona y presionas hacia dentro tendrás que notar cierta resistencia (ni muy duro ni excesivamente blando). Si observas en el dibujo esa zona es el punto de unión de músculos que rodean la vagina y al ano, ¡por lo que es una zona verdaderamente importante! ¿Te duele, o notas simplemente una presión? Muchas mujeres después de su primer embarazo, sienten esa zona muy dolorosa cuando vuelven a tener relaciones sexuales. Tienen la sensación de que esa piel se va a romper en algún momento. Eso es debido a que la musculatura y el tejido de la zona está retraído, más corto de lo normal, y nosotros los fisioterapeutas de suelo pélvico somos los que aplicamos diversas técnicas terapéuticas para que esos músculos se recuperen de nuevo.

Justo en la mitad del centro perineal traza una línea imaginaria de un lado del muslo al otro lado. Justamente ahí dividiremos la musculatura superficial (arriba) de la profunda (abajo). Pero esta división sólo es para que podáis entender la relación de profundidad de unos músculos con otros.

2.- Por encima del orificio de la vagina nos encontraremos inmediatamente la uretra, que, si os acercáis el espejo, es un orificio pequeño. A veces hay que separar los labios menores un poco para poder verla. Es el orificio por el que sale la orina.

3.- Un poco por encima de la uretra, nos encontramos un pequeño saliente, a veces está algo escondido, a veces está más hacia fuera. Ese saliente está formado por un tejido suave y es, muchas veces, extremadamente sensible. Se llama clítoris, y posee 8000 terminaciones nerviosas. Si lo tocas suavemente puede agrandarse ligeramente, y si lo haces desde una intención sexual, se agranda y se ensancha. De momento lo tocaremos para conocerlo y saber cómo es. A veces para reconocerlo hay que separar los labios menores, eso ya depende de cada cuerpo. Tócalo, es suave y su tejido es más sensible que el resto de la vulva. Para él guardaremos un artículo entero.

4.- Tócate los labios mayores, que son gruesos y son los más externos, estudia su textura, y luego haz lo mismo con los labios menores, que son más finos y a veces se llegan a unir en la parte superior y forman el capuchón del clítoris. Este capuchón a veces está más cerrado, a veces más abierto, según la anatomía de cada mujer.

Durante el embarazo la vagina suele modificarse de muchas formas diferentes. Por lo que una manera de saber si tu vagina antes no era así es observándola y mirándola. De la misma manera que te estudias y te observas un lunar para ver si crece o no. No hay que mirarse todos los días, no es necesario, pero hay que estar atentas a esa parte de nuestro cuerpo. Y cuando orinamos sólo nos podemos ver la parte superior y a veces la parte media, pero no la vulva completa (aunque siempre existen excepciones).

¿Has hecho todo eso? ¿Te has tomado tu tiempo? (más o menos lo que te lleve leer este artículo, para empezar) ¿No? Pues imprime el artículo y póntelo al lado (o coloca cerca la pantalla del ordenador, lo que prefieras) mientras te vas tocando, así quizás le prestarás más atención. Hazlo como quieras, tumbada en la cama, sentada en un sillón, recostada en el sofá, donde te apetezca.

Observa tu vagina una vez por semana. Durante un mes a partir de la lectura de este artículo. Y nos vemos en el siguiente. Pero recuerda algo: vamos a estudiarnos por fuera y por dentro, para poder conocernos por fuera, y por dentro.

 

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