Hay personas que se sienten muy cómodas dentro de una categoría. Otras muchas prefieren no encasillarse, sobre todo cuando la palabra tiene connotaciones negativas. Porque la sociedad no está preparada para acoger a las parejas infértiles.
No, no lo está.
He madurado asumiendo que quedarse embarazada era algo tan fácil como dejar de lado el método anticonceptivo que se estuviese usando y ponerse “a la faena”. He crecido viendo cómo la mayoría de parejas que deciden ser padres lo son con aparente facilidad.
Entonces, de repente, me encuentro en esa situación en la que todo el mundo espera que me quede embarazada. Total, ya tengo un piso y/o estoy casada. “¿A qué estás esperando? ¡Se te va a pasar el arroz!” Pero el tiempo va pasando y, mes tras mes, mis ánimos han ido decayendo con la llegada de mi menstruación. Muchas veces pensé que esto jamás me ocurriría a mí, pero está pasando.
Cuando tuve que asumir que era infértil, me sentí aterrada. Pero por otro lado, conseguí enfocar mejor mi problema. No obstante, sé que aunque me someta a tratamientos de fertilidad, puede ser que no consiga el embarazo, y con cada intento fallido, la ansiedad va en aumento.
Es algo muy duro. Muchas personas no consiguen entender que esté intentando ser madre durante más de un año y que me sienta triste. Porque una persona que no ha pasado por todo esto no podrá entenderlo por mucho que se esfuerce. Jamás sentirá esa sensación de vacío, de incomprensión e incertidumbre.
Desde que estoy metida de lleno en el mundo de la infertilidad, he descubierto que hasta los comentarios mejor intencionados se me clavan en el alma como cuchillos afilados. Un simple “Relájate, ya llegará” consigue que me desgarre las entrañas y saque lo peor de mí. Porque un problema físico, ya sea de ovulación o en las trompas de Falopio, no se soluciona con relax, sino con técnicas avanzadas en medicina de reproducción.
Soy infértil. Pero sé que no estoy sola, porque por desgracia hay muchas más parejas infértiles en el mundo que sí pueden entenderme. El tabú que flota alrededor de este tema hace que prefiera llevarlo en silencio. Igual que otras muchas parejas. Lo importante es aprender a tener paciencia, porque si hay de algo en lo que una se hace experta, es precisamente en eso.