Muchos de nosotros no podemos satisfacer nuestras necesidades, porque decimos "sí", cuando deberíamos decir "no". - William Glasser
Para algunos psicólogos como Alberti, la asertividad es "un conjunto de conductas emitidas por una persona en un contexto interpersonal, que expresan los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones y derechos de esa persona de un modo directo, firme y honesto, respetando al mismo tiempo los sentimientos y actitudes, deseos, opiniones y derechos de otras personas."
Expresar tus deseos es ejercer la libertad emocional que te permite luchar por aquello que quieres. No es fácil, lo sé. Nuestros valores femeninos y roles sociales condicionan nuestro pensamiento y nuestras conductas.
A veces en las maternidades las embarazadas expresan tímidamente sus deseos sin atreverse a defenderlos al primer tropiezo. Quizás por el cansancio, las incomodidades físicas, su esquema de valores o simplemente la presión social. Una presión social que nos encasilla en un lugar vulnerable, suave y dócil por dónde camina el eterno femenino.
Si en la maternidad, en el personal que te atiende, en las consultas, en el hospital, algo te incomoda, te molesta, hazlo saber y ejerce tu fuerza. Nunca serás tan fuerte y valiente como cuando se está embarazada. Ejerce tu derecho a expresarte, reafirmarte y hazlo por escrito. Porque las palabras se las lleva el viento y lo escrito, escrito está.
La asertividad es una conducta social, aprendida. La persona no nace asertiva, se hace, se aprende, se practica. Porque ser asertiva es tener capacidad de decir no, de pedir favores o hacer peticiones, de expresar sentimientos negativos o positivos, en resumen, capacidades aprendidas a base de práctica. Una práctica que debería empezar en tu mente, en tus pensamientos y en tu imaginación, creando la situación que te gustaría vivir.
Confía en ti. Después de hacerlo, te sentirás genial. Lo que de verdad importa es la valentía que has demostrado a ti misma al hacerlo. Lo esencial es dar el paso, al margen de lo que crean los otros, has sido capaz de hablar y hacerte oír. Con el tiempo vendrán los logros y la seguridad en tu fuerza y tras ellos un aumento de satisfacción personal.
Muchos de nosotros no podemos satisfacer nuestras necesidades, porque decimos "sí", cuando deberíamos decir "no". - William Glasser
Para algunos psicólogos como Alberti, la asertividad es "un conjunto de conductas emitidas por una persona en un contexto interpersonal, que expresan los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones y derechos de esa persona de un modo directo, firme y honesto, respetando al mismo tiempo los sentimientos y actitudes, deseos, opiniones y derechos de otras personas."
Expresar tus deseos es ejercer la libertad emocional que te permite luchar por aquello que quieres. No es fácil, lo sé. Nuestros valores femeninos y roles sociales condicionan nuestro pensamiento y nuestras conductas.
A veces en las maternidades las embarazadas expresan tímidamente sus deseos sin atreverse a defenderlos al primer tropiezo. Quizás por el cansancio, las incomodidades físicas, su esquema de valores o simplemente la presión social. Una presión social que nos encasilla en un lugar vulnerable, suave y dócil por dónde camina el eterno femenino.
Si en la maternidad, en el personal que te atiende, en las consultas, en el hospital, algo te incomoda, te molesta, hazlo saber y ejerce tu fuerza. Nunca serás tan fuerte y valiente como cuando se está embarazada. Ejerce tu derecho a expresarte, reafirmarte y hazlo por escrito. Porque las palabras se las lleva el viento y lo escrito, escrito está.
La asertividad es una conducta social, aprendida. La persona no nace asertiva, se hace, se aprende, se practica. Porque ser asertiva es tener capacidad de decir no, de pedir favores o hacer peticiones, de expresar sentimientos negativos o positivos, en resumen, capacidades aprendidas a base de práctica. Una práctica que debería empezar en tu mente, en tus pensamientos y en tu imaginación, creando la situación que te gustaría vivir.
Confía en ti. Después de hacerlo, te sentirás genial. Lo que de verdad importa es la valentía que has demostrado a ti misma al hacerlo. Lo esencial es dar el paso, al margen de lo que crean los otros, has sido capaz de hablar y hacerte oír. Con el tiempo vendrán los logros y la seguridad en tu fuerza y tras ellos un aumento de satisfacción personal.
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