Sin duda, el embarazo es un momento mágico de conexión permanente entre la mamá y el bebé. Después del nacimiento, este vínculo se intensifica con la lactancia y, poco a poco, toma su máxima expresión con el cariño y el amor que le trasmitimos a nuestro pequeño día tras días. Asimismo, cuando estamos embarazadas tendemos a ser más sensibles a causa de los cambios hormonales que vivimos, un aspecto que, según numerosos estudios psicológicos, podría afectar a nuestro futuro bebé de forma negativa.
Durante el embarazo es importante cuidar el ánimo, ya que las emociones pueden afectar a la personalidad del bebé que está en camino
Esto quiere decir que si, por ejemplo, estás muy estresada o enfadada durante el embarazo, tu cerebro segrega unos químicos que pueden provocar las mismas emociones en el bebé. En estas ocasiones, pueden incrementarse los neurotrasmisores y la adrenalina, lo cual hace que el bebé sufra emocionalmente. En este sentido, es fundamental cuidar el ánimo desde los primeros meses de embarazo, ya que el líquido amniótico en el que se formará y crecerá el bebé absorbe y transmite ese "sabor" del estado anímico de la mamá.
Si la embarazada convive en un ambiente relajado y afectuoso, el feto podrá desarrollar una corteza frontal más grande, el lugar donde reside el raciocinio. ¿Qué significa esto? Pues que estaremos estimulando su inteligencia y, con ello, le estaremos ayudando a vivir en una atmósfera de armonía y comprensión desde el vientre. Porque los sentimientos positivos también se transmiten al bebé y, en esta línea, la mamá ha de tratar de potenciar los momentos agradables desde el primer día que conoce su embarazo.
Así que, ya lo sabes: busca razones para reír y sonreír el mayor tiempo posible para que tu bebé sea feliz y se sienta protegido en tu interior. ¡Que no decaiga el ánimo!