Un reciente estudio del Instituto MIND de la Universidad de California llegó a la conclusión de que existe una fuerte relación entre la falta de hierro en las futuras madres y el autismo. Si bien es cierto que no se puede culpar únicamente a la falta de hierro, al menos el estudio abre el camino para conocer un poco mejor esta enfermedad que afecta a millones de niños en el mundo.
El estudio asegura que el bajo consumo de hierro está asociado con un mayor riesgo de autismo (hasta cinco veces más) en los niños de madres mayores de 35 años. Asimismo, también señala que si la futura madre sufre enfermedades metabólicas como hipertensión, obesidad o diabetes, las posibilidades también pueden aumentar.
El estudio, publicado en la edición digital de American Journal of Epidemiology, supone la primera ocasión en la que se examina la relación entre la ingesta de hierro por parte de las madres y los niños con trastorno del espectro autista.
Para el estudio, se monitorizó a parejas de madres e hijos inscritos en el estudio Northern California-based Childhood Autism Risks from Genetics and the Environment entre 2002 y 2009. Los participantes eran madres de niños con autismo y 346 madres de menores con un desarrollo típico.
Los investigadores midieron la ingesta de hierro, incluyendo nutrición, vitaminas y otros suplementos durante los tres últimos meses antes de dar a luz y durante la lactancia. Así, observaron que la deficiencia de hierro es la deficiencia más común durante el embarazo y afecta entre al 40 y 50% de las mujeres. Esto supone un problema alarmante, pues lo cierto es que el hierro es completamente imprescindible para la formación del cerebro del bebé. Así, las mujeres con niveles de hierro bajo durante el embarazo tendrían hasta cinco veces más probabilidades de tener hijos con autismo.
Si bien es cierto que es demasiado pronto para sacar conclusiones, las recomendaciones a raíz de este estudio son claras: tomar vitaminas durante el embarazo y tomar las dosis diaria recomendada de hierro con el fin de obtener unos niveles óptimos, sobre todo si tenemos otros factores de riesgo, como los comentados anteriormente.
Un reciente estudio del Instituto MIND de la Universidad de California llegó a la conclusión de que existe una fuerte relación entre la falta de hierro en las futuras madres y el autismo. Si bien es cierto que no se puede culpar únicamente a la falta de hierro, al menos el estudio abre el camino para conocer un poco mejor esta enfermedad que afecta a millones de niños en el mundo.
El estudio asegura que el bajo consumo de hierro está asociado con un mayor riesgo de autismo (hasta cinco veces más) en los niños de madres mayores de 35 años. Asimismo, también señala que si la futura madre sufre enfermedades metabólicas como hipertensión, obesidad o diabetes, las posibilidades también pueden aumentar.
El estudio, publicado en la edición digital de American Journal of Epidemiology, supone la primera ocasión en la que se examina la relación entre la ingesta de hierro por parte de las madres y los niños con trastorno del espectro autista.
Para el estudio, se monitorizó a parejas de madres e hijos inscritos en el estudio Northern California-based Childhood Autism Risks from Genetics and the Environment entre 2002 y 2009. Los participantes eran madres de niños con autismo y 346 madres de menores con un desarrollo típico.
Los investigadores midieron la ingesta de hierro, incluyendo nutrición, vitaminas y otros suplementos durante los tres últimos meses antes de dar a luz y durante la lactancia. Así, observaron que la deficiencia de hierro es la deficiencia más común durante el embarazo y afecta entre al 40 y 50% de las mujeres. Esto supone un problema alarmante, pues lo cierto es que el hierro es completamente imprescindible para la formación del cerebro del bebé. Así, las mujeres con niveles de hierro bajo durante el embarazo tendrían hasta cinco veces más probabilidades de tener hijos con autismo.
Si bien es cierto que es demasiado pronto para sacar conclusiones, las recomendaciones a raíz de este estudio son claras: tomar vitaminas durante el embarazo y tomar las dosis diaria recomendada de hierro con el fin de obtener unos niveles óptimos, sobre todo si tenemos otros factores de riesgo, como los comentados anteriormente.
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