Ya hemos hablado en otras ocasiones que tomar antidepresivos durante el embarazo podría causar hiperactividad en el futuro hijo o hija o, incluso, asma en el bebé. Ahora un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá) y publicado en la revista "JAMA Pediatrics" ha alertado que el consumo de antidepresivos durante el embarazo puede aumentar hasta un 87% el riesgo de que nuestro futuro hijo desarrolle un trastorno de espectro autista (TEA) como, por ejemplo, autismo o síndrome de Asperger.
La directora de la investigación, Anick Bérard, ha explicado que, a pesar de que las causas del autismo sean hoy por hoy desconocidas, "los resultados han demostrado que tomar antidepresivos durante el segundo o tercer trimestre de embarazo duplica el riesgo de que el niño sea diagnosticado de autismo antes de cumplir los siete años de edad". El hecho de que precisamente aumente el riesgo entre los meses 4 y 9 de embarazo es que "es durante este período cuando tiene lugar la fase crítica del desarrollo cerebral del bebé", ha señalado la profesora Bérard.
Tomar antidepresivos durante el segundo o tercer trimestre de embarazo duplicaría el riesgo de tener un hijo con autimo tras complir los siete años de edad, dicen los expertos
Asimismo, los resultados también reflejan que "asciende el riesgo de TEA con los llamados ISRS, es decir, inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, tales como Prozac", indica Bérard. Estos fármacos atraviesan la placenta y disparan los niveles de serotonina del bebé. Y es que los niños con autismo presentan unos niveles de serotonina más elevados de lo normal, por lo que un aumento durante el embarazo, podría impulsar el desarrollo de este trastorno.
Los autores del estudio de la Universidad de Montreal consideran que lo mejor para afrontar la depresión en el embarazo es no tratarla para evitar así que los efectos de los fármacos lleguen al feto. Lo ideal es, por tanto, buscar posibles alterativas que puedan proteger tanto a la mamá como al futuro bebé.
Teniendo en cuenta que una de cada cuatro embarazadas sufre depresión, es importante informarse de los riesgos y los beneficios de ciertos tratamientos contra este problema durante la gestación y, sobre todo, no consumir ningún medicamento sin prescripción médica.
Ya hemos hablado en otras ocasiones que tomar antidepresivos durante el embarazo podría causar hiperactividad en el futuro hijo o hija o, incluso, asma en el bebé. Ahora un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá) y publicado en la revista "JAMA Pediatrics" ha alertado que el consumo de antidepresivos durante el embarazo puede aumentar hasta un 87% el riesgo de que nuestro futuro hijo desarrolle un trastorno de espectro autista (TEA) como, por ejemplo, autismo o síndrome de Asperger.
La directora de la investigación, Anick Bérard, ha explicado que, a pesar de que las causas del autismo sean hoy por hoy desconocidas, "los resultados han demostrado que tomar antidepresivos durante el segundo o tercer trimestre de embarazo duplica el riesgo de que el niño sea diagnosticado de autismo antes de cumplir los siete años de edad". El hecho de que precisamente aumente el riesgo entre los meses 4 y 9 de embarazo es que "es durante este período cuando tiene lugar la fase crítica del desarrollo cerebral del bebé", ha señalado la profesora Bérard.
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Asimismo, los resultados también reflejan que "asciende el riesgo de TEA con los llamados ISRS, es decir, inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, tales como Prozac", indica Bérard. Estos fármacos atraviesan la placenta y disparan los niveles de serotonina del bebé. Y es que los niños con autismo presentan unos niveles de serotonina más elevados de lo normal, por lo que un aumento durante el embarazo, podría impulsar el desarrollo de este trastorno.
Los autores del estudio de la Universidad de Montreal consideran que lo mejor para afrontar la depresión en el embarazo es no tratarla para evitar así que los efectos de los fármacos lleguen al feto. Lo ideal es, por tanto, buscar posibles alterativas que puedan proteger tanto a la mamá como al futuro bebé.
Teniendo en cuenta que una de cada cuatro embarazadas sufre depresión, es importante informarse de los riesgos y los beneficios de ciertos tratamientos contra este problema durante la gestación y, sobre todo, no consumir ningún medicamento sin prescripción médica.
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