El parto de una mujer es quizá uno de los momentos más importantes en la vida de una pareja. Con el tiempo, hemos aprendido que es un trabajo de dos, y que aunque sea la mujer quien tenga que hacer el trabajo más duro, el hombre debe estar ahí apoyándola en todo lo necesario y haciéndole saber que no está sola. O por lo menos eso era lo que pensábamos; y es que un reciente estudio realizado por el University College de Londres, el Kings College y la Universidad de Hesfrodshire, afirma que la presencia de algunos padres durante los partos podría aumentar considerablemente el dolor que sienten determinadas mujeres al dar a luz.
Esta investigación anglosajona pone su atención en las mujeres que carecen de intimidad emocional; y es que al parecer, estas son las féminas que tienden a experimentar un mayor dolor cuando están acompañadas de sus parejas durante esos duros momentos del parto.
El polémico estudio, publicado por el diario británico The Telegraph y que como no podía ser de otra forma cuenta ya con defensores y detractores, se realizó analizando una muestra de 39 mujeres. Estudiando cada uno de los casos, las conclusiones fueron muy llamativas para los investigadores; y es que no sólo no se redujo el dolor de las mujeres que estaban acompañadas por sus maridos durante el parto, sino que se incrementaron considerablemente las molestias a raíz de la presencia de los mismos.
Una de las encargadas de realizar el estudio, la doctora Charlotte Krahé, asegura que el mismo intentaba ver si el “estilo de apego” aumenta o disminuye el dolor de las mujeres durante el parto. Los resultados, para este grupo de investigadores, no daban pie a ninguna duda.
Las personas individualistas sufren mucho más
¿Sufren todas las madres igual con la presencia del hombre? No, al parecer, las personas más individualistas serían las que más sufrirían al notar una presencia que modifique su método de hacer frente a la amenaza.
Asimismo, Krahé quiso explicar que el dolor varía dependiendo de la personalidad de cada uno. Así, los rasgos de cada personalidad y las preferencias individuales del sujeto para afrontar el dolor hacen que varíe según el acompañamiento de la pareja.
