Perdonad el retraso. Los imprevistos hacen que las prioridades en la vida a veces cambien. Pero ya estoy aquí!
Como vimos en el artículo último, hemos aprendido bien a observarnos nuestra vagina en su forma superficial, es decir, por fuera. En otro artículo conocimos todos los cambios de la vagina en el embarazo. Y hemos ido viendo a lo largo de los meses de nuestro embarazo cómo nuestra vagina sufre ciertas modificaciones físicas que pueden ir desde un cambio en la coloración hasta un aumento de volumen, entre otras muchas.
Ahora que ya tienes un poco más de soltura para mirarte la vagina por fuera, vamos a indagar en ella por dentro. Y para ello lo primero que debemos hacer es ¡lavarnos las manos! La higiene siempre es lo primero, y aunque a muchas de vosotras os parezca absurdo que lo diga, yo considero que nunca viene mal recordarlo.
Es importante que las que estéis embarazadas estáis incluidas en el ejercicio. Fisiológicamente, si la mujer durante todo el embarazo (a no ser que se le restringa o prohíba por motivos sanitarios) puede tener relaciones sexuales incluyendo la penetración, no hay ningún problema en meternos 1 ó 2 dedos dentro de la vagina. Es para que entiendas que no le vas a hacer daño al bebé ni a tí misma, no vas a provocar una anticipación del parto ni nada raro. Los dedos se introducen de manera suave, nunca brusca.
Descubre qué siente el bebé cuando tenemos relaciones sexuales en el embarazo.
Debemos recordar que la irritación de la vulva es una de las molestias del embarazo más habituales en las futuras mamás.
Una vez que sigamos estas simples sugerencias, podemos comenzar a dar las indicaciones para que te toques por dentro de forma indolora, suave y aprendiendo a la vez lo que tocas. Porque también forma parte de tu cuerpo
Abre con la otra mano suavemente los labios mayores y seguidamente los menores. Normalmente para esta acción solemos utilizar los dedos índice y corazón, puestos en V boca abajo.
Cuando abras los labios y observes el orificio de la vagina ábrelo suavemente, e introduces el dedo índice o corazón (el que tú prefieras) de la otra mano, con la palma de la mano mirando hacia el techo. De esa manera vamos a empezar tocando una superficie rugosa en la parte superior de la vagina, nada más meter la primera falange del dedo. A eso se le llama la pared vaginal, que está formada en parte por músculos y en parte por tejido conjuntivo. Esta pared vaginal es lo que comunica el exterior de la vagina con el interior.
Si introducimos un poco más el dedo y lo mantenemos bien pegadito a la pared superior de la vagina, vamos a toparnos con un pequeño obstáculo, de superficie más lisa y protuberante. Tiene forma de globito pequeño, y cuando lo palpas tiene una textura suave y lisa. Ese globito es la Vejiga, y es el órgano encargado de miccionar, es decir, de orinar. Para asegurarnos de que lo que tocamos es la vejiga, podemos poner el dedo en el centro del globo y presionar hacia el hueso (el pubis) y notaremos una inmediata necesidad de orinar que desaparece cuando quitamos la presión.
Una vez que pases la vejiga te vas a encontrar con un espacio que a la palpación da la sensación de estar entre algodones, pero si logras tocar un tope, habrás llegado a los fondos de saco del útero. Lo notarás porque es un tejido elástico y flexible. Intenta hacerte la idea que los fondos de saco que tocas son como la boca grande de un embudo, es decir, vas a tocar fondos de saco en la pared superior de la vagina, pero también hay en la inferior y en los laterales, eso conformaría la boca grande del embudo.
Si continuamos con el dedo en el fondo de saco, vamos a darle la vuelta, vamos a poner el pulpejo del dedo mirando al suelo, por lo que iremos a buscar la boca pequeña del embudo y notaremos como los fondos de saco terminan en un pequeño pene que posee una rajita en medio, es lo que llamamos cuello del útero.
Te recuerdo que todos estos movimientos debes hacerlos de forma muy suave, con tranquilidad y notando lo que palpas.
Puedes repetir la acción cuantas veces quieras y necesites.
¿Qué? ¿Eres capaz de reconocer todo lo que hemos explicado? Inténtalo y me cuentas.
Y en el próximo artículo? Vamos a aprender a hacernos los Masajes Perineales.
Perdonad el retraso. Los imprevistos hacen que las prioridades en la vida a veces cambien. Pero ya estoy aquí!
Como vimos en el artículo último, hemos aprendido bien a observarnos nuestra vagina en su forma superficial, es decir, por fuera. En otro artículo conocimos todos los cambios de la vagina en el embarazo. Y hemos ido viendo a lo largo de los meses de nuestro embarazo cómo nuestra vagina sufre ciertas modificaciones físicas que pueden ir desde un cambio en la coloración hasta un aumento de volumen, entre otras muchas.
Ahora que ya tienes un poco más de soltura para mirarte la vagina por fuera, vamos a indagar en ella por dentro. Y para ello lo primero que debemos hacer es ¡lavarnos las manos! La higiene siempre es lo primero, y aunque a muchas de vosotras os parezca absurdo que lo diga, yo considero que nunca viene mal recordarlo.
Es importante que las que estéis embarazadas estáis incluidas en el ejercicio. Fisiológicamente, si la mujer durante todo el embarazo (a no ser que se le restringa o prohíba por motivos sanitarios) puede tener relaciones sexuales incluyendo la penetración, no hay ningún problema en meternos 1 ó 2 dedos dentro de la vagina. Es para que entiendas que no le vas a hacer daño al bebé ni a tí misma, no vas a provocar una anticipación del parto ni nada raro. Los dedos se introducen de manera suave, nunca brusca.
Descubre qué siente el bebé cuando tenemos relaciones sexuales en el embarazo.
Debemos recordar que la irritación de la vulva es una de las molestias del embarazo más habituales en las futuras mamás.
Una vez que sigamos estas simples sugerencias, podemos comenzar a dar las indicaciones para que te toques por dentro de forma indolora, suave y aprendiendo a la vez lo que tocas. Porque también forma parte de tu cuerpo
Abre con la otra mano suavemente los labios mayores y seguidamente los menores. Normalmente para esta acción solemos utilizar los dedos índice y corazón, puestos en V boca abajo.
Cuando abras los labios y observes el orificio de la vagina ábrelo suavemente, e introduces el dedo índice o corazón (el que tú prefieras) de la otra mano, con la palma de la mano mirando hacia el techo. De esa manera vamos a empezar tocando una superficie rugosa en la parte superior de la vagina, nada más meter la primera falange del dedo. A eso se le llama la pared vaginal, que está formada en parte por músculos y en parte por tejido conjuntivo. Esta pared vaginal es lo que comunica el exterior de la vagina con el interior.
Si introducimos un poco más el dedo y lo mantenemos bien pegadito a la pared superior de la vagina, vamos a toparnos con un pequeño obstáculo, de superficie más lisa y protuberante. Tiene forma de globito pequeño, y cuando lo palpas tiene una textura suave y lisa. Ese globito es la Vejiga, y es el órgano encargado de miccionar, es decir, de orinar. Para asegurarnos de que lo que tocamos es la vejiga, podemos poner el dedo en el centro del globo y presionar hacia el hueso (el pubis) y notaremos una inmediata necesidad de orinar que desaparece cuando quitamos la presión.
Una vez que pases la vejiga te vas a encontrar con un espacio que a la palpación da la sensación de estar entre algodones, pero si logras tocar un tope, habrás llegado a los fondos de saco del útero. Lo notarás porque es un tejido elástico y flexible. Intenta hacerte la idea que los fondos de saco que tocas son como la boca grande de un embudo, es decir, vas a tocar fondos de saco en la pared superior de la vagina, pero también hay en la inferior y en los laterales, eso conformaría la boca grande del embudo.
Si continuamos con el dedo en el fondo de saco, vamos a darle la vuelta, vamos a poner el pulpejo del dedo mirando al suelo, por lo que iremos a buscar la boca pequeña del embudo y notaremos como los fondos de saco terminan en un pequeño pene que posee una rajita en medio, es lo que llamamos cuello del útero.
Te recuerdo que todos estos movimientos debes hacerlos de forma muy suave, con tranquilidad y notando lo que palpas.
Puedes repetir la acción cuantas veces quieras y necesites.
¿Qué? ¿Eres capaz de reconocer todo lo que hemos explicado? Inténtalo y me cuentas.
Y en el próximo artículo? Vamos a aprender a hacernos los Masajes Perineales.
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