La naturaleza nos deja de asombrarnos con casos realmente sorprendentes que parecen casi ciencia ficción. Uno de ellos es la historia que hemos conocido sobre una niña china que ha nacido embarazada de sus propios hermanos.
Cuando se le realizó una ecografía pormenorizada a la madre embarazada de esta bebé, los médicos percibieron que en el interior del vientre del bebé había una masa extraña, que parecía un tumor. El caso pasó a manos del Dr. Yu Kai, un reputado especialista del Hospital Reina Isabel en Hong Kong, quien volvió a confirmar el diagnóstico y pensó también que se trataba de un tumor. La pequeña nació y tres semanas después decidieron intervenir a la niña para extraer el tumor. Sin embargo, al realizar la operación descubrieron con sorpresa que lo que se hallaba en el interior del bebé eran dos fetos, uno de 9.3 gr y otro de 14.2 gr, de unas 8 o 10 semanas de embarazo. Además cada uno de los fetos tenía un cordón umbilical unido a una especie de placenta dentro del estómago del bebé.
Lo ocurrido es que esta madre había concebido trillizos, que un momento dado fueron absorbidos por el cuerpo de la pequeña y una vez allí no pudieron continuar desarrollándose.
Esta condición recibe el nombre de fetus in fetu y no es nada común, de hecho se calcula que sucede en 1 de cada 500.000 nacimientos. Hoy por hoy se cuentan con solo 200 casos médicos registrados de este tipo. La Organización Mundial de la Salud, OMS, no considera a estos pequeños fetos como fetos en desarrollo, sino como tumores.
Sin duda una curiosa historia, que por fortuna no ha ocasionado grandes daños a la pequeña.
La naturaleza nos deja de asombrarnos con casos realmente sorprendentes que parecen casi ciencia ficción. Uno de ellos es la historia que hemos conocido sobre una niña china que ha nacido embarazada de sus propios hermanos.
Cuando se le realizó una ecografía pormenorizada a la madre embarazada de esta bebé, los médicos percibieron que en el interior del vientre del bebé había una masa extraña, que parecía un tumor. El caso pasó a manos del Dr. Yu Kai, un reputado especialista del Hospital Reina Isabel en Hong Kong, quien volvió a confirmar el diagnóstico y pensó también que se trataba de un tumor. La pequeña nació y tres semanas después decidieron intervenir a la niña para extraer el tumor. Sin embargo, al realizar la operación descubrieron con sorpresa que lo que se hallaba en el interior del bebé eran dos fetos, uno de 9.3 gr y otro de 14.2 gr, de unas 8 o 10 semanas de embarazo. Además cada uno de los fetos tenía un cordón umbilical unido a una especie de placenta dentro del estómago del bebé.
Lo ocurrido es que esta madre había concebido trillizos, que un momento dado fueron absorbidos por el cuerpo de la pequeña y una vez allí no pudieron continuar desarrollándose.
Esta condición recibe el nombre de fetus in fetu y no es nada común, de hecho se calcula que sucede en 1 de cada 500.000 nacimientos. Hoy por hoy se cuentan con solo 200 casos médicos registrados de este tipo. La Organización Mundial de la Salud, OMS, no considera a estos pequeños fetos como fetos en desarrollo, sino como tumores.
Sin duda una curiosa historia, que por fortuna no ha ocasionado grandes daños a la pequeña.
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