Pequeños tropiezos tras el parto: pérdidas de orina

Enhorabuena, ya tienes tu hijo en brazos Macarena. El sueño hecho realidad. Feliz y emocionada regresas a casa. Las molestias son normales, piensas. El periné molesta como si te hubieran golpeado con un guante de boxeo, el abdomen flácido, se bambolea tímido tras la ducha, y los senos comienzan a pesar, hinchados cual globos de arena.

Hay que dar tiempo al tiempo, contesta tu madre. En el sofá, entre cojines, te llegan de lejos los relatos de pospartos de las madres veteranas de la familia. Primas, suegra, cuñadas, hermanas. Todas relatan las molestias pasadas, esas que parecían que nunca iban a acabar. Sin embargo, las escuchas con el corazón apretado. No les has dicho lo que más te preocupa, lo que escuece sin doler: tienes pérdidas de orina.

En el embarazo lo veías como parte del proceso. Pequeñas pérdidas involuntarias o incontinencia de esfuerzo, dificultad para controlar la orina al toser, al caminar, al reír, o incluso al bailar. No lo consultaste, alguien te dijo que habría que acostumbrarse a esas cotidianas incomodidades. Pero ahora es distinto, han pasado dos semanas y continúas teniendo los mismos síntomas o perores que antes. Te sientes limitada, personal y socialmente. Apenas quieres salir a la calle y tus emociones son un continuo rompeolas por que no te atreves a contarlo, y menos a tu pareja. Piensas en el sexo y deseas fervientemente que esos descuidos de ahí abajo desaparezcan por arte de magia, una magia que tarda y tarda en llegar.

Asustada llama a una amiga matrona. ¿Cómo es posible que desconozca lo esencial de mi anatomía? Se repite tras hablar con ella. Suelo pélvico, ejercicios de kegel, musculatura pelviana... son palabras jamás antes escuchadas.

El urólogo Cayo Mario Santos relata entre los factores de riesgo: obesidad, sedentarismo, infecciones urinarias, edad avanzada, multiparidad y tabaquismo. A buenas horas, repites a tu amiga. ¿Qué hacer entonces?

  • Hacer ejercicios pélvicos para ganar masa muscular y controlarlos con mayor eficacia.
  • Programar las micciones. Orinar cada 2 o 3 horas antes de sentir el deseo miccional o ganas de orinar, para asegurar que la vejiga esté vacía.
  • Evitar el estreñimiento.

La amiga la tranquiliza. A partir de la 3ª semana es cuando la recuperación visceral de órganos internos como hígado, vejiga, riñones, estomago… finaliza. Toda la distensión que han sufrido tus músculos, ligamentos, tendones y soporte muscular ira cediendo poco a poco. Tranquila, recuperarás la funcionalidad del suelo pélvico.

Es Nochebuena, Macarena por fin respira tranquila. Acudirá a la consulta, hará sus ejercicios y mañana Dios dirá.

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