Tanto mi pareja como yo tenemos carreras superiores. Los dos hemos estudiado hasta dejarnos las pestañas, hemos peleado por llegar a nuestros respectivos trabajos, ambos tenemos horarios similares... y los dos estamos esperando una hija.

Nuestro horario de trabajo,como el de tantas personas, no es compatible con la maternidad /paternidad: salimos de casa en torno a las 08.15 y volvemos sobre las 20.15. Así no es posible criar a un bebé,  aliviarla cuando necesite mimos, recogerla de la guardería (en nuestro caso esto es innegociable), prepararle (al menos) la merienda, bajar con ella al parque los días de primavera, enseñarle a desayunar, recogerla del colegio, ayudarla con los deberes,... Así que llegó el momento de hablar de quien de los dos negociará una reducción de jornada.

Mi lado más racional me dice que, independientemente del sexo, debe pedirla el que tenga un sueldo menor, para que la repercusión en la economía familiar sea menor. Pero por primera vez desde que empezamos a trabajar, en nuestro caso es él quién tiene un menor sueldo, y se me revuelven las entrañas de pensar en todo lo que me voy a perder. Así que yo, que trabajo en un mundo de hombres, que soy la más ambiciosa de los dos, me niego a mantener este horario y pensar que en menos de 7 meses pasaré de tener a mi hija formando parte de mí, a separarme de ella durante 12 horas. Ni me lo planteo, yo quiero estar (al menos) por las tardes con mi hija.

Lo cierto es que nosotros desde el primer día hemos hablado de cómo se tomará mi jefe una reducción de jornada, de plantear en mi trabajo la posibilidad de hacer las 40 horas semanales en menos horas (de 8.00 a 17.00, por ejemplo),... Hasta que hace poco caí en la cuenta: "¿Y tú?, ¿no sientes lo mismo?, ¿no querrías pedir la reducción? Mira que perderíamos menos dinero...". Y tengo que confesar que me eché a temblar porque no entra en mi cabeza la posibilidad de dedicar tan poquito tiempo a mi labor de madre, tenga mi pareja el horario que tenga. Y me planteo si soy machista o realista, si es educacional o es natural asumir como "mío" el parón profesional de la maternidad.

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