Aunque el embarazo llega cuando llega, muchas veces lo planeamos pensando en que época del año nos gustaría que naciera nuestro bebé. Más allá de motivos sentimentales o supersticiosos, solemos ser prácticos y elegir el mes que más nos interesa por cuestiones laborales o familiares. Sin embargo, ahora hemos conocido un estudio que afirma que el mes de nacimiento marca nuestra salud futura.
El Centro Médico de la Universidad de Columbia ha realizado el estudio más completo hasta la fecha para conocer la influencia del mes en el que nacemos sobre la posibilidad de padecer ciertas enfermedades. Sus autores niegan que sea ninguna clase de astrología moderna, sino que es pura ciencia. Para ellos los factores ambientales variables afectan a nuestro desarrollo.
Investigaron el historial de 1,7 millones de pacientes del Hospital de la Universidad de Nueva York entre 1985 y 2013. Comprobaron la relación entre el mes de nacimiento y 1.600 enfermedades. Bajo su punto de vista decubrieron 39 asociaciones ya comentadas por estudios previos y encontraron 16 nuevas.
Por ejemplo han visto como las personas que nacen al final del verano o en otoño tienen más posibilidades de sufrir asma y otros trastornos respiratorios. La explicación que dan es que es más probable que la madre pase por una gripe si está embarazada en invierno, una enfermedad que se contagia al bebé.
En cuanto al TDAH, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, se diagnostica más a los niños que nacen en noviembre, piensan que la causa es que al ser los más pequeños de la clase son más observados.
Asimismo muestran que los niños que nacen a finales del invierno y en el principio del verano tienen más riesgo de llegar a desarrollar un trastorno cardiovascular Aunque no conocen con exactitud la causa sospechan que se exponen menos a la vitamina D procedente del sol. Seguramente en invierno porque hay menos horas de luz y un clima que invita menos a salir y en verano por lo contrario, demasiado sol lo que lleva a que protejamos al bebé de sus efectos.
Lo que no desean es alarmar a nadie, por ello afirman lo siguiente:
Es importante no ponerse demasiado nerviosos con estos resultados ya que, aunque hemos encontrado asociaciones significativas, el riesgo general de padecer la enfermedad no es tan grande. El riesgo relacionado con nacer en un determinado mes es relativamente menor comparado con otras variables más influyentes como la dieta y el ejercicio
Aunque el embarazo llega cuando llega, muchas veces lo planeamos pensando en que época del año nos gustaría que naciera nuestro bebé. Más allá de motivos sentimentales o supersticiosos, solemos ser prácticos y elegir el mes que más nos interesa por cuestiones laborales o familiares. Sin embargo, ahora hemos conocido un estudio que afirma que el mes de nacimiento marca nuestra salud futura.
El Centro Médico de la Universidad de Columbia ha realizado el estudio más completo hasta la fecha para conocer la influencia del mes en el que nacemos sobre la posibilidad de padecer ciertas enfermedades. Sus autores niegan que sea ninguna clase de astrología moderna, sino que es pura ciencia. Para ellos los factores ambientales variables afectan a nuestro desarrollo.
Investigaron el historial de 1,7 millones de pacientes del Hospital de la Universidad de Nueva York entre 1985 y 2013. Comprobaron la relación entre el mes de nacimiento y 1.600 enfermedades. Bajo su punto de vista decubrieron 39 asociaciones ya comentadas por estudios previos y encontraron 16 nuevas.
Por ejemplo han visto como las personas que nacen al final del verano o en otoño tienen más posibilidades de sufrir asma y otros trastornos respiratorios. La explicación que dan es que es más probable que la madre pase por una gripe si está embarazada en invierno, una enfermedad que se contagia al bebé.
En cuanto al TDAH, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, se diagnostica más a los niños que nacen en noviembre, piensan que la causa es que al ser los más pequeños de la clase son más observados.
Asimismo muestran que los niños que nacen a finales del invierno y en el principio del verano tienen más riesgo de llegar a desarrollar un trastorno cardiovascular Aunque no conocen con exactitud la causa sospechan que se exponen menos a la vitamina D procedente del sol. Seguramente en invierno porque hay menos horas de luz y un clima que invita menos a salir y en verano por lo contrario, demasiado sol lo que lleva a que protejamos al bebé de sus efectos.
Lo que no desean es alarmar a nadie, por ello afirman lo siguiente:
Es importante no ponerse demasiado nerviosos con estos resultados ya que, aunque hemos encontrado asociaciones significativas, el riesgo general de padecer la enfermedad no es tan grande. El riesgo relacionado con nacer en un determinado mes es relativamente menor comparado con otras variables más influyentes como la dieta y el ejercicio
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