Aunque no se haya pasado por él pocos dudan de que el parto sea una experiencia dolorosa. Sin embargo, si no se ha dado a luz es difícil concebir hasta qué punto lo es. Eso le ocurría a un padre hasta que decidió tratar de experimentar personalmente la dureza de ese momento.
Tom Mitchelson, escritor y periodista, y su mujer Jenny comenzaron un día a hablar acerca del dolor experimentado por ella en el nacimiento de su hijo, asegurando ella que estaba convencida de que las mujeres tenían una mayor resistencia al dolor. Tom opinaba por su parte que no creía que fuera para tanto, ya que de lo contrario las mujeres no repetirían la experiencia. De hecho, comentó que le gustaría poder sentir por sí mismo ese tipo de dolor para confirmar su teoría. Así que, comenzaron a buscar por Internet si esto era posible. Finalmente, esta pareja encontró una clínica holandesa que daba a los hombres la oportunidad de sentir los dolores de parto.
La prueba tuvo lugar en un centro de maternidad privada y para llevarla a cabo se empleó una maquina llamada RSQ1 que se utiliza habitualmente para tratar lesiones graves en los deportistas. Lo que harían es dar a Tom pequeñas descargas eléctricas que equivaldrían a las contracciones que sufre la mujer en los primeros momentos del parto. Después tal y como sucede en un alumbramiento las descargas se hacen más intensas hasta alcanzar las 500 pulsaciones por segundo que equivalen al dolor que padecen la mujeres en el preciso instante de dar a luz. En sus propias palabras esto fue lo que sintió durante el experimento:
Es un dolor que todo lo consume, ardiente e intenso, estoy agotado por el gran esfuerzo. Es como si el único propósito de mi cuerpo es hacer frente a las oleadas de agonía mientras las contracciones vienen.
La conclusión que sacó Tom es que admira a las mujeres que son capaces de pasar por un parto y que no le gustaría tener que volver a sufrir algo así, pero que si fuera para conseguir tener a su hijo lo haría mil veces. Por lo que ahora tiene claro por qué las mujeres repiten maternidad.
Sin duda encontró la clave.
Aunque no se haya pasado por él pocos dudan de que el parto sea una experiencia dolorosa. Sin embargo, si no se ha dado a luz es difícil concebir hasta qué punto lo es. Eso le ocurría a un padre hasta que decidió tratar de experimentar personalmente la dureza de ese momento.
Tom Mitchelson, escritor y periodista, y su mujer Jenny comenzaron un día a hablar acerca del dolor experimentado por ella en el nacimiento de su hijo, asegurando ella que estaba convencida de que las mujeres tenían una mayor resistencia al dolor. Tom opinaba por su parte que no creía que fuera para tanto, ya que de lo contrario las mujeres no repetirían la experiencia. De hecho, comentó que le gustaría poder sentir por sí mismo ese tipo de dolor para confirmar su teoría. Así que, comenzaron a buscar por Internet si esto era posible. Finalmente, esta pareja encontró una clínica holandesa que daba a los hombres la oportunidad de sentir los dolores de parto.
La prueba tuvo lugar en un centro de maternidad privada y para llevarla a cabo se empleó una maquina llamada RSQ1 que se utiliza habitualmente para tratar lesiones graves en los deportistas. Lo que harían es dar a Tom pequeñas descargas eléctricas que equivaldrían a las contracciones que sufre la mujer en los primeros momentos del parto. Después tal y como sucede en un alumbramiento las descargas se hacen más intensas hasta alcanzar las 500 pulsaciones por segundo que equivalen al dolor que padecen la mujeres en el preciso instante de dar a luz. En sus propias palabras esto fue lo que sintió durante el experimento:
Es un dolor que todo lo consume, ardiente e intenso, estoy agotado por el gran esfuerzo. Es como si el único propósito de mi cuerpo es hacer frente a las oleadas de agonía mientras las contracciones vienen.
La conclusión que sacó Tom es que admira a las mujeres que son capaces de pasar por un parto y que no le gustaría tener que volver a sufrir algo así, pero que si fuera para conseguir tener a su hijo lo haría mil veces. Por lo que ahora tiene claro por qué las mujeres repiten maternidad.
Sin duda encontró la clave.
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