Que fumar es malo no lo discuten ni los propios fumadores. Se sabe lo mucho que el tabaco perjudica a quien lo consume y a los que están alrededor, pero si hay un momento en el que se tiene que luchar por todos los medios para dejar este hábito es cuando se espera un bebé. Estos días hemos conocido nuevos peligros del tabaco durante el embarazo.
Se comenta que aumenta el riesgo de alergias y asma, pero también de obesidad en el caso de las niñas e infertilidad en el de los niños. Además el hecho de que la embarazada fume aunque sea de manera pasiva incrementa el peligro de aborto involuntario, muerte del bebé y embarazo ectópico.
Estos resultados se suman a un estudio anterior en el que se afirmaba que las mujeres cuyas madres habían fumado durante la gestación eran dos o tres veces más propensas a sufrir diabetes y que también podía influir que los padres hubieran fumado delante de la madre a lo largo del embarazo, aunque aquí se recalca la necesidad de posteriores investigaciones.
En este último estudio participaron 1.800 hijas de mujeres fumadoras, y solo se tuvo en cuenta al sexo femenino porque en un principio se había planteado para considerar el riesgo temprano de cáncer de mama.
El estudio indica que el tabaquismo de los padres es un factor de riesgo para la diabetes independientemente de la obesidad o el peso al nacer. Concluyen que si uno de los padres es fumador el bebé no queda protegido frente a la diabetes simplemente por ser delgado.
Datos muy a tener en cuenta y que invitan a recapacitar a los futuros padres sobre el hecho de seguir fumando mientras dure la gestación.
Que fumar es malo no lo discuten ni los propios fumadores. Se sabe lo mucho que el tabaco perjudica a quien lo consume y a los que están alrededor, pero si hay un momento en el que se tiene que luchar por todos los medios para dejar este hábito es cuando se espera un bebé. Estos días hemos conocido nuevos peligros del tabaco durante el embarazo.
Se comenta que aumenta el riesgo de alergias y asma, pero también de obesidad en el caso de las niñas e infertilidad en el de los niños. Además el hecho de que la embarazada fume aunque sea de manera pasiva incrementa el peligro de aborto involuntario, muerte del bebé y embarazo ectópico.
Estos resultados se suman a un estudio anterior en el que se afirmaba que las mujeres cuyas madres habían fumado durante la gestación eran dos o tres veces más propensas a sufrir diabetes y que también podía influir que los padres hubieran fumado delante de la madre a lo largo del embarazo, aunque aquí se recalca la necesidad de posteriores investigaciones.
En este último estudio participaron 1.800 hijas de mujeres fumadoras, y solo se tuvo en cuenta al sexo femenino porque en un principio se había planteado para considerar el riesgo temprano de cáncer de mama.
El estudio indica que el tabaquismo de los padres es un factor de riesgo para la diabetes independientemente de la obesidad o el peso al nacer. Concluyen que si uno de los padres es fumador el bebé no queda protegido frente a la diabetes simplemente por ser delgado.
Datos muy a tener en cuenta y que invitan a recapacitar a los futuros padres sobre el hecho de seguir fumando mientras dure la gestación.
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