Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es toda una pandemia a nivel mundial. Las previsiones, además, no son nada halagüeñas, ya que se espera que el problema siga aumentando en los próximos años. Está claro que el sobrepeso es un problema y aún más para las embarazadas, pero lo es también el que sea demasiado bajo. Incluso podría complicar curiosamente la segunda gestación.
La Universidad de Saint Louis en Estados Unidos ha realizado un estudio tomando como base el historial médico de 121.000 mujeres que se convirtieron en madres entre los años 1989 y 2005. Comprobaron que el peso inadecuado complica el segundo embarazo.
La finalidad era comprobar los efectos que tenía el peso de la gestante sobre la salud del bebé, ya que la mayoría no tiene el adecuado al comienzo del embarazo. Ojo, en este caso no hablamos solo de un exceso de peso también de lo contrario.
Pudieron comprobar como las mujeres que se encontraban por debajo del peso ideal durante la primera gestación tenían unos 20% más de posibilidades de no conseguir llevar el embarazo a término y un 40% de que su tamaño fuera inferior al que indica su edad gestacional.
Por otro lado aquellas que sufrían obesidad en ese primer embarazo tenían un 54% más de probabilidades de que el bebé tuviera un tamaño superior al que le correspondería y un 156% más de sufrir preclamsia, una grave complicación. Pero además cuentan con un 85% más de posibilidades de que su parto sea mediante cesárea y lo que es más preocupante de todo, este tipo de bebés tienen un 37% más de riesgo de morir antes de los 28 días de vida.
Además concluyeron que incluso las mujeres que no habían tenido complicaciones en su primer embarazo a pesar de su peso, alto o bajo, tenían un mayor riesgo de sufrirlas en la segunda gestación. Encontraron esta explicación:
Sospecho que nuestro cuerpo tiene memoria, pero no lo sabemos con certeza. Las mujeres que tengan un peso demasiado alto o demasiado bajo durante su primer embarazo podrían experimentar cambios fisiológicos permanentes que afecten negativamente a su segundo bebé.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es toda una pandemia a nivel mundial. Las previsiones, además, no son nada halagüeñas, ya que se espera que el problema siga aumentando en los próximos años. Está claro que el sobrepeso es un problema y aún más para las embarazadas, pero lo es también el que sea demasiado bajo. Incluso podría complicar curiosamente la segunda gestación.
La Universidad de Saint Louis en Estados Unidos ha realizado un estudio tomando como base el historial médico de 121.000 mujeres que se convirtieron en madres entre los años 1989 y 2005. Comprobaron que el peso inadecuado complica el segundo embarazo.
La finalidad era comprobar los efectos que tenía el peso de la gestante sobre la salud del bebé, ya que la mayoría no tiene el adecuado al comienzo del embarazo. Ojo, en este caso no hablamos solo de un exceso de peso también de lo contrario.
Pudieron comprobar como las mujeres que se encontraban por debajo del peso ideal durante la primera gestación tenían unos 20% más de posibilidades de no conseguir llevar el embarazo a término y un 40% de que su tamaño fuera inferior al que indica su edad gestacional.
Por otro lado aquellas que sufrían obesidad en ese primer embarazo tenían un 54% más de probabilidades de que el bebé tuviera un tamaño superior al que le correspondería y un 156% más de sufrir preclamsia, una grave complicación. Pero además cuentan con un 85% más de posibilidades de que su parto sea mediante cesárea y lo que es más preocupante de todo, este tipo de bebés tienen un 37% más de riesgo de morir antes de los 28 días de vida.
Además concluyeron que incluso las mujeres que no habían tenido complicaciones en su primer embarazo a pesar de su peso, alto o bajo, tenían un mayor riesgo de sufrirlas en la segunda gestación. Encontraron esta explicación:
Sospecho que nuestro cuerpo tiene memoria, pero no lo sabemos con certeza. Las mujeres que tengan un peso demasiado alto o demasiado bajo durante su primer embarazo podrían experimentar cambios fisiológicos permanentes que afecten negativamente a su segundo bebé.
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