Mandy y Jaime Stephens comenzaron a vivir su propia pesadilla cuando primero su hijo Theo nació de forma prematura y, sobre todo, cuando no consiguió sobrevivir a los problemas que acompañaron su llegada al mundo. Comentan que sentían una gran ilusión y que, de repente, su mundo se detuvo. También la madre de Mandy, Sherri Dickson sintió la pérdida como suya, al fin y al cabo era su nieto. Ella describe así sus sentimientos:
"Ver a tu hija perder a su pequeño es la perfecta definición de la tristeza. No puedo describirlo de otra forma. Te rompe el corazón", asegura la abuela.
Pero las desgracias no se detuvieron aquí: a Mandy los médicos le informaron que el cuello de su útero se había abierto de manera prematura y que esto podría volver a ocurrir. Decidieron entonces comenzar a contemplar otras opciones, como la adopción o un vientre de alquiler.
Cuando Sherri se enteró de los planes que tenían se ofreció ella misma para gestar al bebé. No detuvo a esta mujer de 51 años ni siquiera el hecho de padecer esclerosis múltiple, incluso el proceso benefició finalmente su estado.
Sherri tuvo que someterse a dos tratamientos de fecundación in vitro, utilizando los óvulos de su hija, para lograr el embarazo. Pero a partir de ahí, todo fue bien. Tuvo un embarazo y un parto fácil, según declaró la mujer y por fin pudieron abrazar a Myla, la preciosa hija de Mandy.
Una que niña que, sin duda, tendrá una relación muy especial con su abuela.
Mandy y Jaime Stephens comenzaron a vivir su propia pesadilla cuando primero su hijo Theo nació de forma prematura y, sobre todo, cuando no consiguió sobrevivir a los problemas que acompañaron su llegada al mundo. Comentan que sentían una gran ilusión y que, de repente, su mundo se detuvo. También la madre de Mandy, Sherri Dickson sintió la pérdida como suya, al fin y al cabo era su nieto. Ella describe así sus sentimientos:
"Ver a tu hija perder a su pequeño es la perfecta definición de la tristeza. No puedo describirlo de otra forma. Te rompe el corazón", asegura la abuela.
Pero las desgracias no se detuvieron aquí: a Mandy los médicos le informaron que el cuello de su útero se había abierto de manera prematura y que esto podría volver a ocurrir. Decidieron entonces comenzar a contemplar otras opciones, como la adopción o un vientre de alquiler.
Cuando Sherri se enteró de los planes que tenían se ofreció ella misma para gestar al bebé. No detuvo a esta mujer de 51 años ni siquiera el hecho de padecer esclerosis múltiple, incluso el proceso benefició finalmente su estado.
Sherri tuvo que someterse a dos tratamientos de fecundación in vitro, utilizando los óvulos de su hija, para lograr el embarazo. Pero a partir de ahí, todo fue bien. Tuvo un embarazo y un parto fácil, según declaró la mujer y por fin pudieron abrazar a Myla, la preciosa hija de Mandy.
Una que niña que, sin duda, tendrá una relación muy especial con su abuela.
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